viernes, 6 de marzo de 2015

José Eduardo Serrano, 2º capataz del Señor de Zalamea


En este 2º viernes de Cuaresma, José Eduardo Serrano, 2º capataz del Cristo: Nuestro Padre Jesús Cautivo y Nuestro Padre Jesús Nazareno, nos plasma su visión y punto de vista de la Semana Santa Zalameña.

“ A la Voz del Capataz “ es una marcha de semana santa que compusiera nuestro paisano onubense,  D, Abel Moreno  allá por los años 80,  tal vez para homenajear a esa figura de las cofradías que es el capataz de una paso procesional, pero más bien para resaltar su función, su finalidad.

Al hilo de este enunciado quisiera descubrir la figura del capataz y de los contraguías, porque gracias a ellos se facilita el buen  “ andar “ de nuestro pasos.

Cuando una hermandad solicita de los servicios de una persona o bien accede  por voluntad propia para  guiar un paso, debe pensar, en mi modesta forma de entender,  que la misión de éste no debe ser otra que eso, la de servir a la hermandad correspondiendo de la mejor manera posible. Evidentemente sin la creencia suficiente en los titulares seria quimérico estar delante de Ellos, de lo contrario todo sería una “ farsa “ una gran mentira, un contrasentido.

La base del buen caminar del paso radica en la cuadrilla de costaleros. Si ésta, está convencida del significado de su trabajo, su esfuerzo, se reflejará en el entorno cofrade. Sin ellos nada sería igual. El costalero es el  epicentro de este mundillo tan apasionado que hace sentirse al capataz  parte integrante y comprometida de la causa, porque  aun estando fuera de la trabajadera, rodeado de gente, se siente aislado de la cofradía, anda contracorriente al resto de la misma, poniendo los cinco sentidos de su mejor hacer para ser el guía de los que sufren bajo el canasto pendiente no solo de los costaleros, sino de cualquier incidente que pueda surgir, una vela caída o apagada, , una jarra que tintinea, etc.

Personalizando la representación de la figura del capataz, los sentimientos hacia la imagen  de Dios o de la Virgen los intento aparcar desde el momento que realizo la primera llamada para levantar el paso . Desde ese instante, mi acción va dirigida única y exclusivamente hacia el paso en su conjunto. Todo va encaminado por y para el paso  para que vaya siempre en el “ sitio “, intentando cuidar con mimo las salidas y entradas por las puertas angostas de nuestra Iglesia, sortear con estilo  los dichosos cables que dificultan y que tanto desentonan el conjunto procesional, procurar colocar cada marcha procesional en el punto óptimo del recorrido y muchos detalles y contrariedades, de las que tenemos que estar pendientes ayudados por los contraguías.

Si se me preguntara cual sería mi estilo delante de los pasos, creo que me situaría en una tendencia ortodoxa en el sentido de ser austero en las llamadas, mandando el paso sin excelencias, con palabras firmes que transmita seguridad , claridad  y ánimos  a los costaleros, huyendo del exorno lingüístico de cara a la galería. Un referente para mí, de los que he conocido es Manolo Santiago, el poeta del martillo, como lo conocían en Sevilla. Hombre recto, con personalidad, que sabía llamar y mandar a sus costaleros con palabras sencillas, directas, haciéndose respetar por todo el mundo cofrade. No se sentía protagonista de nada, solo del amor hacia sus titulares  con que impregnaba a los costaleros para que creciera en ellos la amistad, el respeto y la pasión en las sagradas imágenes que portaban. Ese legado lo dejó plasmado en su hijo Antonio que ha sabido recoger su antorcha tan dignamente.

Sea  delante de los pasos o debajo de las trabajaderas, debemos participar no para llamar la atención externa, sino para formar un solo bloque ya que tenemos una gran responsabilidad de buen hacer y saber estar para que  nuestras sensibilidades se traduzcan en emociones en las personas que ven pasar las imágenes y sobre todo saber acercar a los ancianos e impedidos la imagen del Señor y de la Virgen. Y todo esto, ¿ a cambio de qué? A cambio de ser más y mejores hermanos de verdad dentro de la Hermandad, de forjar la amistad, la integridad y los valores como personas.

Esta es mi manera de entender este mundillo cofrade de capataces y costaleros. Lo restante, lo externo, puede quedar superfluo y siempre expuesto a la frustración, como tantas veces ocurre.
Las vivencias y los sentimientos quedan en la intimidad y sobre todo siempre los centraré situados cuando el Nazareno reside en la capilla del Sagrario o expuesto de Cautivo, en la visita matinal de los Jueves Santos, o en una de las fotos de mi casa.

Un saludo y buena estación de Penitencia, José Eduardo Serrano

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