martes, 20 de octubre de 2009

UHU estudia la seca

Los grupos de investigación avanzan en el conocimiento de la plaga pero todavía no hablan de métodos efectivos. En Huelva tres profesores de la UHU desarrollan distintas líneas de estudio.

El cambio climático, enfermedades asociadas al decaimiento del árbol y los insectos xilófagos son los aliados que 'trabajan' en estrecha colaboración con la llamada seca del encinar y que han puesto en jaque a las dehesas de la península ibérica, en general, y a las de Huelva, en particular. Uno de los ejemplos más dramáticos se localiza en esta última, donde en las últimas dos décadas se han secado 1,5 millones de árboles, lo que se resume en 216.000 hectáreas afectadas de las 240.000 que tiene la provincia. La actividad de esta plaga no decae, la seca sigue devastando anualmente una media de 1.500 hectáreas de terreno, causando estragos en la mayor parte de los casos. Según el presidente del Foro Encinal, José Luis García-Placios, los últimos meses han sido una etapa negra para las dehesas onubenses a causa de la sequía generalizada que se ha puesto de lado de la seca.

En este escenario científico de las universidades de Huelva y Córdoba desarrollan líneas de investigaciones directamente relacionadas con la seca. También el resto de las universidades andaluzas investigan las masas de quercus, de forma que llegan a abordar esta plaga de una u otra forma. En Huelva, Raúl Tapias, Reyes Alenajo e Israel Sánchez investigan los actores que se han destacado como directamente responsables de la enfermedad, teniendo en cuenta que los estudios científicos ya han concluido que el principal aliado de la seca en una zona no tiene carácter universal y que hay que discriminar para lograr resultados concretos.

Esta línea de actuación, que salió de los grupos de trabajo andaluces, marcó un punto de inflexión en las investigaciones que hasta entonces tenían como protagonista la seca de forma multifuncional. De ahí, la complejidad para buscar remedios infalibles o determinar posibles vías de solución para un problema multicausal, que todavía no están claramente definidas.

En términos generales la seca en las dehesas onubenses está asociada a la presencia del hongo phythophtora cinnamomi, en términos porcentuales estima que en más del 90% de los casos tiene una presencia activa. Aunque el profesor Rafael Navarro de la Universidad de Córdoba concreta que la actividad del hongo es más evidente en el sector occidental, es decir en la comarca del Andévalo, mientras que en las dehesas de la Sierra de Huelva y Sevilla se aprecia una presencia importante de insectos xilófagos como cerambyx welensii y prinobius germari. Precisamente ambos agentes están siendo objeto de proyectos de investigación en la Universidad de Huelva.

Tres profesores del departamento de Ciencias Agroforestales de la Escuela Politécnica Superior de la UHU investigan el hongo phythophtora cinnamomi, las especies de cerambícidos (cerambyx cerdo, cerambyx welensii y prinobius germari) y la gestión de dehesas.

El profesor Raúl Tapias cuenta con financiación hasta 2011 para investigar el p. cinnamomi. Un paso adelante en favor de las dehesas fue concluir que existen algunas especies que son más tolerantes al hongo e, incluso, puede haber alguna que sea inmune. Lo que todavía se desconoce es por qué algunas son más resistentes al p. cinnamomi. Tapias explica que el camino de la investigación es lenta por el ritmo de crecimiento de las especies, es necesario buscar los individuos más tolerantes y despejar la duda de si esa tolerancia se mantiene en árboles adultos. Así la clave está en cientos de cultivos de laboratorio que se examinan casi a diario.

El profesor Israel Sánchez centra su investigación en los insectos cerambícidos, coleópteros xilófagos cuyas larvas se alimentan de la madera de encinas y alcornoques hasta lograr que un árbol se desplome sin que se pueda hacer nada. Las tres especies de grandes cerambícidos son cerambyx cerdo, cerambyx welensii y prinobius germari. Uno de los problemas con los que se ha encontrado en la investigación es que cerambyx cerdo, que no parece ser la más agresiva, es una especie protegida, pero cuando se aplica una medida de control no sabe discriminar.

Israel Sánchez asegura que existen resultados alentadores a nivel experimental en su ámbito de trabajo. Pero, en caso de confirmarse, aún habría que desarrollar el método. Las fincas donde investiga se reparten entre los municipios de Hinojos, Chucena, San Bartolomé de la Torre, Santa Olalla del Cala y Gibraleón.

Los resultados de su investigación se darán a conocer antes de final de año en el marco de unas jornadas que, probablemente, convocará la Junta de Andalucía.

El tercer trabajo de investigación es el de Reyes Alejano y está relacionado con la selvicultura y la gestión en dehesas. Esta asegura que las podas no tienen muchos sentido en las fincas donde se detecta la presencia de la seca, pues al podar se están abriendo heridas y por tanto la puerta de entrada a enfermedades. Las podas también diminuyen el vigor y la fuerza del árbol.

Las podas se han venido haciendo tradicionalmente porque se creía que así se aumentaba la producción, además del beneficio adicional que se obtenía con la venta de leña. Pero esta práctica debe pasar a la historia, primero, porque la venta de leña ha dejado de ser rentable y segundo porque está ya demostrado que la producción del árbol no aumenta con ello. Alejano diferencia entre la poda de mantenimiento y la de crecimiento. La segunda está justificada en cuanto que se favorece el desarrollo del individuo joven.

Este trabajo se desarrolla básicamente en la finca de la Diputación Provincial Huerto Ramírez de Villanueva de los Castillejos, en una particular de San Bartolomé de la Torre y en otra de la Junta en Calañas.

Distintos foros facilitan en ocasiones la comunicación entre las distintas líneas de investigación que se llevan a cabo sobre la seca, aunque el profesor Raúl Tapias insiste en que se debería mejorar la coordinación. En líneas de trabajo similares o relacionadas con las investigaciones onubenses se llevan a cabo en las universidades de Córdoba y Sevilla, en Andalucía, y en la Universidad del Algarve-FCT en Faro.

Todas las fotos del artículo reflejan el estado actual de nuestras encinas en el término zalameño, una enfermedad que les está causando una muerte progresiva, y que está produciendo un daño ecológico irreparable.