martes, 24 de febrero de 2009

De las cenizas a la algarabía

La sociedad que nos rodea está llena de cánones establecidos que, en ocasiones, arrojan contradicciones entre ellos para proclamar un vínculo de unión propio de la esencia que compone esta vida terrenal. Por estas latitudes hermoséales, donde nos desprendemos poco a poco del letargo invernal, nos topamos, casi sin quererlo, con una semana bastante singular en el calendario zalameño. Por una parte, nos adentramos en la evocación espiritual particularmente relevante para todo cristiano que quiera prepararse dignamente para participar del misterio pascual; y por otra, nos despojamos de todo prejuicio para participar de la fiesta más pagana que existe en el mundo: El Carnaval.

En este punto, podríamos tener posturas enfrentadas que llevarían a debatir largamente del asunto, un acerbo poco productivo para un pueblo que presume de cultura. Abría que reflexionar de forma abierta, olvidando los tabúes que, por norma, se intentan imponer a un principio muy sencillo, la sensatez. La vida que nos rodea está llena de este tipo de situaciones y hay dichos que así lo atestiguan…”del cero al infinito”, “del blanco al negro”, o el más aclaratorio…”de la pena a la alegría”. En definitiva, así es la vida, una composición de buenos y malos momentos que se van sucediendo sin orden y concierto para dibujar la famosa línea del tiempo. Esta semana servirá de ejemplo para vivir dos comportamientos muy dispares entre sí, y digo lo de vivir, porque no hay que decantarse por una postura y obviar la otra. Tenemos un ejemplo claro en la mismísima Hermandad de Penitencia y la Hermandad de “El Romerito”, que participarán de lleno en las fiestas del Carnaval 2009; y es que como dice otro dicho…”El fin justifica los medios”.

En definitiva, la cultura de un pueblo como Zalamea debe de estar amparada en la pluralidad, donde todas las capas sociales tengan cabida y se sientan integradas, sólo de esta manera, se podrá decir que está viva.