Hoy, 7 de Julio “San Fermín”, es el día que he elegido para hacer oficialmente pública mi total desvinculación con el Club Deportivo Fútbol Base Zalamea, entidad con la que he tenido la fortuna y privilegio de trabajar en estos últimos años, y al cual le guardo un grandísimo cariño y respeto.
Como decía un amigo, es mejor retirarse y dejar un bonito recuerdo, que insistir y convertirse en una verdadera molestia, o al menos eso pretendo.
La decisión estaba tomada hace algún tiempo atrás, y la había hecho llegar a algunos de los miembros de la junta directiva y jugadores, a los cuales tengo que agradecer todos los gestos de cariño que han mostrado en estos últimos días hacía mi persona y me han animado a continuar trabajando por y para ellos. Detalles como estos, es con los que uno se queda con el paso del tiempo, y es lo que engrandece al deporte, y al fútbol en concreto en el aspecto personal.
Hay quien dice que una retirada a tiempo es una victoria y a pesar de que parecía que estaba preparado, no lo estoy. Siento un dolor inmenso. Una profunda tristeza por tomar la decisión correcta aunque la más dolorosa.
Los motivos son personales, concretamente laborales. No es la decisión que mi corazón quiere tomar, pero mi cabeza me dice que así tiene que ser. Llegué sin hacer ruido y pretendo irme de la misma manera.Este club me lo ha dado todo, apoyo, cariño, amistad, solidaridad... soy un enamorado del mismo y de su gente, de sus jugadores.
Quiero dar las gracias a todos los que confiaron en mí y me dejaron trabajar con total libertad para desempeñar esta bonita labor al frente de los diferentes equipos que he tenido la oportunidad de dirigir dentro de esta institución.
Solo puedo tener palabras de agradecimiento para la directiva del club, para mis delegados, para los aficionados, para mi familia que ha tenido que soportarlo con resignación, y como no, para los verdaderos protagonistas de esta aventura, que son todos y cada uno de los jugadores con los cuales he compartido vestuario en estos últimos fabulosos seis años.
No soy bueno en las despedidas, tengo la sensación que en estas líneas dejo muchas palabras en el olvido…
Ahora, puedo decir que, después de esta maravillosa y dificultosa travesía me marcho siendo mejor entrenador y persona. GRACIAS.
Juan Manuel Moriña Zarza