Corría la década de los años 80 y en Zalamea la entrada del nuevo año era celebrada de una forma bulliciosa y callejera. En torno a las 23:45 horas, muchos zalameños se congregaban en el pie de la Torre, para despedir el viejo año y dar la bienvenida al nuevo. Champagne y uvas, eran ingeridos por los concurrente, a ritmo de las campanadas de la Torre, que en muchas ocasiones no eran escuchadas por la algarabía reinante. Muchos zalameños terminaban la celebración empapados en champagne, dispuestos en muchos casos para continuar el festejo en el Salón Ruiz Tatay, donde era costumbre en muchos casos ir ataviado con ell disfraz correspondiente. La diversión continuaba hasta altas horas de la madrugada. Otros tiempos, otras costumbres.