Las 0,97 hectáreas de la finca riotinteña Huerto Salomón, subastada en la mañana de ayer por la Tesorería General de la Seguridad Social (propietaria de la misma desde que ejecutara los embargos a la antigua empresa minera), ya conocen a su nuevo titular. Se trata del arquitecto zalameño Fermín Perea, que tras presentar en un sobre cerrado una oferta inicial de 63.250 euros por una superficie valorada en principio por 104.983 euros se convirtió en el adjudicatario al ser el único licitador y superar su oferta el 60 por ciento del importe de tasación. Un precio de salida considerado excesivo por diversos alcaldes y agentes sociales de la Cuenca Minera para una parcela de menos de una hectárea, sobre todo, si se tiene en cuenta que el pasado 15 de diciembre la Agencia Tributaria sacó a concurso por un precio de salida de 704.700 euros un paquete de tres fincas ubicadas en los términos municipales de Minas de Riotinto y El Campillo cuya superficie ascendía a 1.197 hectáreas.
Según manifestó Perea una vez concluido el concurso público, el único propósito que le ha llevado a adquirir la franja de terreno de Huerto Salomón, situada junto al barrio inglés de Bella Vista, ha sido evitar que unos familiares que habitan la vivienda que se encuentra en la misma se vean obligados a desalojarla. De hecho, la existencia de este domicilio pudo ser el motivo por el cual otros interesados en la parcela rehusaran participar en la puja, ya que en la sala se encontraban diversas personas que en última instancia no presentaron ninguna oferta verbal cuando la mesa de subasta abrió el intervalo de tiempo para ello.
En cuanto a posibles iniciativas a desarrollar en la finca, el nuevo propietario, tras insistir en que su único fin ha sido ayudar a sus familiares, aseguró que, no obstante, no descarta la puesta en marcha de algún proyecto que le permitiera recuperar el dinero invertido, aunque para ello sería necesario un cambio de uso que convirtiera ese suelo no urbano en urbano no consolidado.
La familia que habita la vivienda, compuesta por un joven matrimonio y sus dos hijos, se trasladó a ella hace unos 20 años tras obtener una cesión de la empresa minera. El problema radica en que la casa no está escriturada y desde la Seguridad Social comunicaron a sus propietarios que la única solución de salvar su hogar era presentar los papeles, los cuales no existían, o acudir a la subasta para adquirir la parcela completa. Por tanto, la adjudicación definitiva de la misma les ha permitido respirar tranquilos después de un mes (tiempo que ha transcurrido desde que conocieron la convocatoria de la subasta) en el que han vivido un auténtico calvario ante la amenaza que suponía para sus vidas la venta por parte de la Seguridad Social de la finca en la que se encuentra el hogar en el que comenzaron a edificar su felicidad hace dos décadas.
La angustia sufrida durante los últimos 30 días se convirtió en una resplandeciente alegría en la pareja, que no pudo contener las lágrimas cuando comprobó que la oferta de su familiar arquitecto, la única presentada, recibía el visto bueno de los miembros de la mesa de subasta de la Tesorería General de la Seguridad Social.
De este modo, concluía con final feliz el largo proceso de búsqueda de soluciones que evitaran la pérdida de su casa. En un primer momento, al no disponer de las escrituras y no verse con capacidad de afrontar el elevado precio con el que salía a subasta la finca, esta familia acudió al alcalde de Minas de Riotinto, José Manuel Delgado, quien solicitó, sin éxito, a la Seguridad Social la cesión de Huerto Salomón al Ayuntamiento con el fin de salvaguardar la vivienda. Al disiparse esta opción, el regidor riotinteño les garantizó que supeditaría la concesión de un cambio de uso del suelo al comprador de la parcela a que éste respetara su domicilio y los accesos al mismo. Sin embargo, esto no tranquilizó a la pareja, que vislumbró su única esperanza en su pariente Fermín Perea, el arquitecto al que agradecen de un modo ferviente la conservación de su hogar.
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