Como muchos otros jueves entre los meses de septiembre y junio, el pasado día dieciséis de febrero la capital onubense nos ofreció la oportunidad de disfrutar de una espléndida actuación dentro del ciclo de conciertos que El Monte lleva a cabo en la sala de actos situada en la calle Plus Ultra. No obstante, la cita de esta semana era bastante más especial, al menos para todos los zalameños que residimos en Huelva durante la semana y pudimos escuchar de nuevo la maravillosa voz de nuestra paisana Aurora Gómez.
La soprano, acompañada por el pianista Jesús Carrasco, volvió a deleitar a su público-esta vez mayoritario de la ciudad y que llenaba completamente el aforo de la sala de conciertos- no sólo con su espléndida voz y desarrollada técnica vocal, sino también con un gran buen hacer musical, impregnando cada nota que brotaba de sus cuerdas vocales de expresión, sentimiento y una dulzura y gusto exquisitos.
La actuación estuvo dividida en dos parte, y contó con un programa bastante ameno y variado. La primera parte consistió en una selección de arias de famosas óperas de Puccini (La Bohème y Gianni Schicchi), de Bellini (Capuletos y Montescos y Norma) y de Verdi (La Traviata). La segunda parte se centró en un repertorio de romanzas de zarzurelas como La Tabernera del Puerto de Sorozabal, Bohemios de Vives o Marina de Arrieta, “Del cabello más sutil” (canción de Obradors) y para terminar, una nana del compositor sevillano Manuel Castillo.
Esta segunda parte del concierto, quizás por sentirla mucho más nuestra y cercana, engrandecida también por la fuerza de la palabra, y por supuesto, agraciada por la excelente interpretación de Aurora, que derrochó arte y expresividad en cada una de las romanzas, tuvo una grandísima acogida por parte de todos los asistentes que despidieron a la cantante zalameña con calurosas ovaciones y aplausos.
Sin más, aprovecho la ocasión que me brinda este periódico para desearle que siga cosechando muchos éxitos y abriéndose camino allí por donde vaya. Nosotros esperamos poder seguir disfrutando en muchas más ocasiones de su voz y de su música.
Esperanza Perea
La soprano, acompañada por el pianista Jesús Carrasco, volvió a deleitar a su público-esta vez mayoritario de la ciudad y que llenaba completamente el aforo de la sala de conciertos- no sólo con su espléndida voz y desarrollada técnica vocal, sino también con un gran buen hacer musical, impregnando cada nota que brotaba de sus cuerdas vocales de expresión, sentimiento y una dulzura y gusto exquisitos.
La actuación estuvo dividida en dos parte, y contó con un programa bastante ameno y variado. La primera parte consistió en una selección de arias de famosas óperas de Puccini (La Bohème y Gianni Schicchi), de Bellini (Capuletos y Montescos y Norma) y de Verdi (La Traviata). La segunda parte se centró en un repertorio de romanzas de zarzurelas como La Tabernera del Puerto de Sorozabal, Bohemios de Vives o Marina de Arrieta, “Del cabello más sutil” (canción de Obradors) y para terminar, una nana del compositor sevillano Manuel Castillo.
Esta segunda parte del concierto, quizás por sentirla mucho más nuestra y cercana, engrandecida también por la fuerza de la palabra, y por supuesto, agraciada por la excelente interpretación de Aurora, que derrochó arte y expresividad en cada una de las romanzas, tuvo una grandísima acogida por parte de todos los asistentes que despidieron a la cantante zalameña con calurosas ovaciones y aplausos.
Sin más, aprovecho la ocasión que me brinda este periódico para desearle que siga cosechando muchos éxitos y abriéndose camino allí por donde vaya. Nosotros esperamos poder seguir disfrutando en muchas más ocasiones de su voz y de su música.
Esperanza Perea