Para muchos no es más que un invento comercial ligado a los regalos; para otros, una festividad en la que se mezclan historia religiosas, costumbres y leyendas.
Sea como sea, cuando el 14 de febrero aterriza San Valentín, la llamada de Cupido nos entrega al arte del disfrute y la pasión.
Para este día tan especial en el calendario, se acostumbra regalarse todo tipo de cosas entre los enamorados. Las flores son el recurso por excelencia . Pero son muchos los que optan por acudir a un buen restaurante para celebrar un día tan especial…..como se dice….El estómago es un camino infalible para alcanzar el corazón….
Aprovechando esta festividad e intentando alejarnos un poco de los tópicos que rodean este día, traemos a esta página a una pareja zalameña que simboliza la verdadera esencia de esta celebración. Antonio Domínguez Lancha y Juana María Baquero Morales se hacen novios en abril de 1945 aprovechando uno de los permisos finales concedidos en los largos cuatro años que Antonio estuvo en la mili. En aquella época no se podía salir sólo y siempre iban acompañados por una carabina, que en este caso era su tía Carmen, hermana de la madre de ella. La relación era compleja, rodeada de todo tipo de limitaciones: Permisos para entrar, para ir al cine… en los que no existía ni un solo momento de escapatoria e intimidad. Tras cinco años de noviazgo, el 31 de Mayo de 1950, a las 6 de la mañana llega el momento esperado. Antonio y Juana contraen matrimonio, en una ceremonia con misa y comunión, celebrándolo posteriormente con un desayuno. El viaje de Luna de miel tuvo como destino Sevilla y Granada.
Sea como sea, cuando el 14 de febrero aterriza San Valentín, la llamada de Cupido nos entrega al arte del disfrute y la pasión.
Para este día tan especial en el calendario, se acostumbra regalarse todo tipo de cosas entre los enamorados. Las flores son el recurso por excelencia . Pero son muchos los que optan por acudir a un buen restaurante para celebrar un día tan especial…..como se dice….El estómago es un camino infalible para alcanzar el corazón….
Aprovechando esta festividad e intentando alejarnos un poco de los tópicos que rodean este día, traemos a esta página a una pareja zalameña que simboliza la verdadera esencia de esta celebración. Antonio Domínguez Lancha y Juana María Baquero Morales se hacen novios en abril de 1945 aprovechando uno de los permisos finales concedidos en los largos cuatro años que Antonio estuvo en la mili. En aquella época no se podía salir sólo y siempre iban acompañados por una carabina, que en este caso era su tía Carmen, hermana de la madre de ella. La relación era compleja, rodeada de todo tipo de limitaciones: Permisos para entrar, para ir al cine… en los que no existía ni un solo momento de escapatoria e intimidad. Tras cinco años de noviazgo, el 31 de Mayo de 1950, a las 6 de la mañana llega el momento esperado. Antonio y Juana contraen matrimonio, en una ceremonia con misa y comunión, celebrándolo posteriormente con un desayuno. El viaje de Luna de miel tuvo como destino Sevilla y Granada.
El transcurrir de sus días ya como pareja comienza en casa de la madre de Juana en la calle Cervantes en las que fruto de su amor nacen sus 4 hijos: Guillermo, Pablo Javier, Antonio y Juan Ramón que le han legado una gran familia, con un total de nueve nietos. 56 años son los que contemplan la unión de estas personas que basan su relación en el aprecio, respeto, cariño y el cuidado diario.
En cuanto a la celebración de esta fiesta, Antonio nos comenta una serie de anécdotas, como cuando una vez un comerciante le ofreció como regalo para su mujer en dicho día un collar y él bromeando le contestó que a Juana no necesitaba collar alguno, que iba suelta por casa…. Viajes a distintos lugares han sido los regalos que se han hecho a si mismo sin necesidad de fecha alguna que se los señalara. Roma, Palma de Mallorca, Asturias, Galicia, Barcelona, Florencia e Islas Capri, han visto como han paseado su amor estos zalameños a lo largo de la geografía en sus 61 años de relación. Felicidades.