Decía el pregonero en una entrevista reciente en ZLOM, que “deberé este honor toda la vida”. Para Antonio Conejo el Pregón de ayer domingo en la Parroquia para anunciar la Semana Santa fue la culminación de un sueño, una obtención cumplida desde lo más hondo de su corazón cofrade. “Me vais a permitir que dedique este Pregón, el primero tanto en mí como en el tiempo, a mi madre Amalia y en especial a mi padre Antonio, en la seguridad de que está siendo mudo testigo desde la otra vida”.
Antonio Conejo Rivas entreabrió la puerta de la Semana Santa 2010 con una composición diferente, atípica, llena de sugerencias y estampas, que, sin duda, marcará un punto de inflexión en los pregones conocidos y las disertaciones cofradieras al uso.
El pregonero de este año quiso encuadernar en un mismo acto, la plasticidad insurgente de las procesiones zalameñas con el mensaje teológico que emana de una celebración solemne. Un trabajo intimista y profeso junto con la exaltación que procede por las fechas “La Primavera está aquí, y con ella la llamada divina que nos hace comprender que la vida toda es milagro”. Para proclamar la llegada de la Semana de Pasión, Antonio se apoyó en los fustes sobrios y firmes de la Parroquia, exponentes claros del soporte patrimonial de un pueblo con raíces profundas y con un alto nivel participativo de extensas generaciones, para que sirvieran de escena a su discurso desde el atril.
En su repaso a los recuerdos y vivencias, tuvo presente su paso por la Iglesia en dos aspectos, una en la infancia “Así pregono que hay un niño en la ventana, en la mesa camilla- la badila, el brasero, esperando la hora de subir a la Iglesia a ejercer el oficio primero de su vida: monaguillo con D. Andrés. (recalamidad, le decía a mi padre)”. O cuando formó parte de aquella joven banda de cornetas y tambores. Por otro lado, Antonio también significó su paso por la anterior Junta de Gobierno y la experiencia que alcanzó “entre estos muros el silencio y el compromiso existe, se lo aseguro, yo lo he disfrutado. Pude comprobar la responsabilidad de muchos zalameños por nuestra Semana Santa. Así me daba respuesta a ¿cómo la viven?: Con fe, respeto y silencio”.
En un año especialmente sensible para los amantes del patrimonio zalameño y su mundo cofradre, Antonio quiso tener un recuerdo para Manolo El Escultor, “Y Zalamea es tierra de escultores como tú Manolo por habernos dejado estas Imágenes, Cristos y Vírgenes que dan origen a una singular liturgia de ritos y gestos, única para comprender hasta llegar desde las lágrimas a la alegría”.
Especial énfasis hizo en el apartado de “Lo Bello”, para escenificar imágenes que todos los zalameños/as tenemos grabadas en la memoria, “Pregono que este año; con el equinoccio de la primavera en la luna plena del Jueves Santo, cuando Jesús, el Nazareno, procesione veremos que esta bella imagen tiene vida”. Fotograma a fotograma fue desgranando el curso de las procesiones por las calles del pueblo para dibujar una Semana Santa sublime y perpetua. “Hoy vengo a proclamar que no existe belleza comparable a esta noche del Viernes Santo, en el transcurrir de la Vía Sacra, cuando la luna cuya luz cansada, embalsamada y triste con su resplandor, llora de emoción junto a La Soledad fundidas en los recuerdos…”
Para Antonio el significado de la Vía Sacra alcanza un gran valor sentimental, y así lo plasmó cuando recordó a su padre fallecido y sus vivencias junto a él, a quien le dedicó especialmente el Pregón, “De pequeño siempre iba de la mano de mi padre, hoy sé que desde donde estás sigues yendo a mi lado”.
Aludiendo al momento actual y concluyendo con el Pregón, Antonio quiso romper una lanza en favor de la Hermandad “para comprender los cambios que realiza la Hermandad en los desfiles y pasos los cuales van siempre por delante de otros intereses”, y animó a los jóvenes a que participen activamente de ella “quiero aprovechar la oportunidad que me ofrece este pregón, para invitar a los jóvenes, a participar, a proponer iniciativas, y a formar parte de la Hermandad, pedirles que sepan mantener nuestra Semana Santa que le harían sentir orgulloso de sus antepasados”.