El siglo XV despertó por estas tierras asolando con grandes epidemias y enfermedades a toda la población. Aquellos que consiguieron sobrevivir decidieron elegir a un santo de la letanía que les protegiera de la peste.
El 25 de marzo de 1425 se reunieron varios vecinos de Zalamea la Real y sus aldeas para tal efecto. En un cántaro introdujeron cédulas con los nombres de todos los santos de la letanía, a fin de sacar uno de ellos, y así tomarlo como Patrón del pueblo.
Un niño ejercería de mano inocente y sería el encargado de sacar del cántaro la cédula con el nombre del futuro Patrón. El proceso determinó a San Vicente Mártir como Patrón de Zalamea la Real, pues, según cuenta la tradición, por tres veces consecutivas salió el nombre de dicho Santo.
Poco después, ese mismo año, se comenzaron las obras de la nueva ermita, a la vez que se regularizaban las normas de la futura Hermandad de San Vicente.
El 25 de marzo de 1425 se reunieron varios vecinos de Zalamea la Real y sus aldeas para tal efecto. En un cántaro introdujeron cédulas con los nombres de todos los santos de la letanía, a fin de sacar uno de ellos, y así tomarlo como Patrón del pueblo.
Un niño ejercería de mano inocente y sería el encargado de sacar del cántaro la cédula con el nombre del futuro Patrón. El proceso determinó a San Vicente Mártir como Patrón de Zalamea la Real, pues, según cuenta la tradición, por tres veces consecutivas salió el nombre de dicho Santo.
Poco después, ese mismo año, se comenzaron las obras de la nueva ermita, a la vez que se regularizaban las normas de la futura Hermandad de San Vicente.