Los sones de San Vicente Patrón y Mártir, marcha procesional de nuestro eminente zalameño Francisco Javier Rachón Alfonso, van perdiéndose en el aire, mientras el Patrón de Zalamea la Real, se despide de su ermita hasta el día 22. Mientras tanto, las puertas de la capilla se cierran hasta nueva orden, dejando deshabitada por unos días esté lugar de encuentro de muchos pardos.
Allí encontramos, con el cesto de la colada recién limpia bajo su brazo ,a Carmen Piedad Maestre, a la espera de conseguir un poco de tranquilidad tras la salida de la procesión, para seguir con su quehacer diario. Mientras estira la ropa en un tendedero oportunamente creado junto al murete que rodea el lado sur del edificio sacro, la abordamos para que nos cuente cómo es la vida de un ermitaño en este ya más que acomodado siglo XXI.
...¿Te podemos hacer unas preguntillas?... Y su sonrisa nos muestra la respuesta deseada. Carmen Piedad accede con agrado a nuestra proposición.
Venida de tierras catalanas a Zalamea hace unos veinte años, desde hace quince se dedica a cuidar la ermita y todo lo que a ella concierne ....menos al Santo, su cuidado es competencia de la propia Hermandad...nos matiza.
Su acceso a este trabajo se hizo de palabra. Una vez vacante este digno puesto, Carmen Piedad, que vivía de alquiler junto a su marido e hijos pequeños, vió la oportunidad de conseguir una vivienda donde hacer su vida. A cambio de la limpieza, la asistencia a los visitantes, el mantenimiento del edificio, y el honor de abrir y cerrar el recinto cada día, recibió la pequeña casa que se adosa a la ermita, a lo que se unía el pago de la luz y agua por parte de la Hermandad.
Suelo abrirla antes de irme al trabajo, antes de las 8:30. Desde muy temprano ya hay visitas. En invierno suelo cerrarla al oscurecer, aunque si viene alguien más tarde y me lo pide, se la abro. En verano, son las 11 o las 12 de la noche y sigue abierta y recibiendo visitas.
Respecto al número de visitas, nos indica que antes solía ir más gente, aunque los fines de semana aumenta el número de devotos que van a ver al Santo...sobre todo vienen de Sevilla y Huelva. En verano viene la gente que vive fuera: de Barcelona,... También hay gente de Zalamea que viene a diario...incluso si no ha podido venir por el día y se acercan en la noche, me piden que les habra la ermita,...yo lo hago de muy buen gusto.
Al preguntarle sobre los hechos milagrosos que se asocian con San Vicente y su ermita, le indicamos el asunto de la mancha de aceite sobre la solería:...es una pena que cambiaran el suelo, antes estaba más bonito. Cuando quitaron las losas, debajo de ellas, la tierra estaba llena de aceite....Yo hay veces, si te digo la verdad, que cuando voy a cerrar la ermita me da un poco de cosa mirar hacia atrás, igual que cuando se va la luz, ya que los fusibles están en la sacristía y, claro...me da un poco de miedo.
Carmen Piedad se despide de nosotros indicándonos que pronto dejará el trabajo puesto que se va a vivir a otra casa. Nos informa que ya hay unas cinco parejas que se han puesto en contacto con la Hermandad para cubrir el puesto de ermitaño.
La colada ya se ha tendido, y es hora de ir al campo con la familia.
...¿Te podemos hacer unas preguntillas?... Y su sonrisa nos muestra la respuesta deseada. Carmen Piedad accede con agrado a nuestra proposición.
Venida de tierras catalanas a Zalamea hace unos veinte años, desde hace quince se dedica a cuidar la ermita y todo lo que a ella concierne ....menos al Santo, su cuidado es competencia de la propia Hermandad...nos matiza.
Su acceso a este trabajo se hizo de palabra. Una vez vacante este digno puesto, Carmen Piedad, que vivía de alquiler junto a su marido e hijos pequeños, vió la oportunidad de conseguir una vivienda donde hacer su vida. A cambio de la limpieza, la asistencia a los visitantes, el mantenimiento del edificio, y el honor de abrir y cerrar el recinto cada día, recibió la pequeña casa que se adosa a la ermita, a lo que se unía el pago de la luz y agua por parte de la Hermandad.
Suelo abrirla antes de irme al trabajo, antes de las 8:30. Desde muy temprano ya hay visitas. En invierno suelo cerrarla al oscurecer, aunque si viene alguien más tarde y me lo pide, se la abro. En verano, son las 11 o las 12 de la noche y sigue abierta y recibiendo visitas.
Respecto al número de visitas, nos indica que antes solía ir más gente, aunque los fines de semana aumenta el número de devotos que van a ver al Santo...sobre todo vienen de Sevilla y Huelva. En verano viene la gente que vive fuera: de Barcelona,... También hay gente de Zalamea que viene a diario...incluso si no ha podido venir por el día y se acercan en la noche, me piden que les habra la ermita,...yo lo hago de muy buen gusto.
Al preguntarle sobre los hechos milagrosos que se asocian con San Vicente y su ermita, le indicamos el asunto de la mancha de aceite sobre la solería:...es una pena que cambiaran el suelo, antes estaba más bonito. Cuando quitaron las losas, debajo de ellas, la tierra estaba llena de aceite....Yo hay veces, si te digo la verdad, que cuando voy a cerrar la ermita me da un poco de cosa mirar hacia atrás, igual que cuando se va la luz, ya que los fusibles están en la sacristía y, claro...me da un poco de miedo.
Carmen Piedad se despide de nosotros indicándonos que pronto dejará el trabajo puesto que se va a vivir a otra casa. Nos informa que ya hay unas cinco parejas que se han puesto en contacto con la Hermandad para cubrir el puesto de ermitaño.
La colada ya se ha tendido, y es hora de ir al campo con la familia.