El pueblo de Zalamea la Real le tributó un caluroso homenaje a Manolo “el Escultor”, que estuvo arropado en todo momento por miembros de su familia. La Ermita de la Pastora, colmada de expectación, fue el escenario elegido por la organización para llevar a cabo el acto de distinción.
A lo largo de la vida nos encontramos personas, que por sus obras, logran llegar al corazón de la gente. En el caso de Manolo “el Escultor”, su trabajo se traduce en la contemplación de una obra de arte; pero, en este caso, se produce algo especial que traspasa los límites del simple gozo estético. Al mirarlo emocionado en la tarde de ayer con todo tipo de agasajos, ves a un hombre pleno y lleno de satisfacción; es de significar que sus manos creativas han modelado piezas hasta convertirlas en iconos seguidas por devoción por miles de personas, y esto hay que valorarlo, ya que un artista de esta índole tiene que tener una misión sacra, que sólo puede esgrimirla con la Fe.
Así se lo quisieron reconocer ayer las Hermandades de Penitencia y San Vicente, con sendos discursos amparados en la devoción cristiana. El Párroco del pueblo y Bruno en representación del Consejo Parroquial también quisieron dedicar unas bonitas palabras al homenajeado, que a estas alturas estaba visiblemente emocionado. Desde Sevilla, tierra de acogida, también quisieron trasmitirle su apoyo en este día tan especial. Un miembro de la Asociación Amigos de Belén, de la que él fue partícipe, leyó un comunicado hacia su persona significando la parte humana de Manolo, al que denominan “El Grande”. Y de la Hermandad de Jesús Nazareno de Lantejuela, cuya obra es suya, quisieron estar presentes con una carta que hicieron llegar hasta Zalamea para que fuera leída en el acto de la Pastora.
Antes, la comitiva había estado en la Barriada, que a partir de ahora lleva su nombre, para descubrir la placa conmemorativa, y junto a la casa que lo vio nacer en la Calle de Huelva, para que el homenajeado viera la placa que le han colocado en la fachada recordando su nacimiento.
Manuel quiso agradecer el homenaje con una carta, a la que dieron lectura en su nombre en el interior de la hermita, “Gracias por el detalle de haberme puesto una calle en mi pueblo ya que lo que yo he hecho por mi pueblo lo he hecho de corazón. Gracias al alcalde, a la corporación municipal, al párroco y al consejo parroquial, a las Hermandades, a Bruno y al pueblo. Que Dios os lo pague”.
Una Pieza que ha conservado la familia de Manuel como colección particular, un San José acompañado de Niño Dios, fue donada al pueblo para que se sume a la colección que el artista a dejado en el pueblo, un legado que no se podría cuantificar. No sólo hay que hacer una estimación artística, también hay que tener en cuenta el peso emocional que tienen en la sociedad zalameña, para que su conservación sea un trabajo colectivo y patrimonial.
Imágenes tomadas por ZLOM del homenaje: