-¿Por qué decidió usted asumir este protagonismo en la Mancomunidad?
-Tras el esfuerzo electoral que los socialistas realizamos en Zalamea en las últimas elecciones, teníamos mucho interés en tomar las riendas de este organismo, aunque en la ejecutiva local no se había definido quién era la persona idónea. Sin embargo, tras proponerme la ejecutiva provincial del PSOE al cargo, todos los planteamientos que teníamos a nivel municipalista tuvimos que cambiarlos y replantearlos. Me reuní con mi equipo y les dije que aunque yo asumiera la presidencia, la misión tendría que ser compartida y, por eso, les tengo que agradecer el esfuerzo que están realizando, porque el Ayuntamiento de Zalamea, con el nivel presupuestario que tiene, sólo me puede tener a mí liberado al 50%; ningún concejal ni teniente de alcalde lo está y ello implica que las horas que dedican a la gestión municipal se la quitan de su tiempo libre y de descanso.
-¿Usted se ha encontrado un ente supramunicipal que arrastra una importante deuda?
-La Mancomunidad no está bien y ahora estoy intentando convencer a los alcaldes de las localidades que integran este organismo que si queremos apostar por él, necesita de una financiación. Lo que ocurre es que aunque están convencidos de la utilidad de esta institución, la situación económica en la que se encuentran los propios ayuntamientos de la Cuenca Minera no permite ese sobreesfuerzo. La deuda de la Mancomunidad, que alcanza el millón y medio de euros, nos deja con las manos atadas para pensar en el futuro. Porque mi gestión no puede consistir en buscar financiación para pagar el día a día; yo no puedo estar pensando si podré o no pagar las nóminas de los trabajadores. La acción política no debe estar para eso y menos en una comarca como ésta que necesita tantos apoyos y tantos esfuerzos y tanta imaginación. Uno no puede pararse a pensar en esos proyectos de futuro con esta losa encima.
-¿Es posible que la falta de ilusión y la desgana de los siete ayuntamientos que la integran haya provocado la falta de apoyo económico?
-Es probable, aunque no es sólo ese factor. La Mancomunidad, durante los últimos años, ha dado un buen servicio y ha generado muchas iniciativas de empleo. En la mayoría de los pueblos se han visto reflejadas esas escuelas talleres y talleres de empleo que, en definitiva, han redundado en el beneficio de ese municipio concreto. Yo creo que la situación económica de algunos pueblos estrangula tanto a esos municipios que los otros, en plan de chiquillada, han llegado a decir que 'aquí o pagamos todos o ninguno'. Entonces vas dando pasitos atrás y al final llegas a una situación de bloqueo en la que no nos encontramos ahora, porque hemos sabido frenar a tiempo esa tendencia.
-¿La posibilidad de condonar la deuda municipal se contempla?
-Ahora resulta inviable, porque a parte de tener que pagar al trabajador día a día -la nómina mensual asciende a 180.000 euros- y los programas que están en marcha, tenemos una deuda importante con proveedores que alguien tiene que asumir. Pero repito, el tema de la deuda está perfectamente encarrilado. Hemos mantenido reuniones con el Servicio de Gestión Tributaria de la Diputación y todos los ayuntamientos implicados nos hemos comprometido a liquidar la deuda en tres ejercicios, a razón de un tercio en cada uno de ellos. El primer pago se debe realizar antes de finalizar este año y supondría unos 500.000 euros; si se logra, sería un respiro. Es más, si se cumple este objetivo, tenemos previsto reunirnos con otras administraciones públicas para pedirles que nos echen una mano en esta parcela, porque sería de locos pedir ayudas sin haber realizado nosotros un gesto antes.
-Por qué desde que las minas se cerraron no se han llevado a cabo en la comarca proyectos de diversificación socio-económicos serios que hayan propiciado el desarrollo de la zona?
-No lo sé, pero lo que si puedo decir es que zonas de España que estén mejor estudiadas que esta comarca no existe. Hay estudios en todos los cajones de los ayuntamientos mineros. En mi anterior etapa como alcalde, que se prolongó durante ocho años (1995-2002), se presentó un plan de industrialización, todo un bombazo entonces, que al final no terminó de despuntar. No sé si el detonante de esta expansión del desarrollo industrial va a ser las comunicaciones, pero es lo que nos queda por probar en esta comarca. Es lo único que no se ha hecho, las comunicaciones, quizá esté ahí la panacea.
-Es evidente que si se cumplieran las promesas realizadas por las administraciones socialistas de desdoblar la N-435 y la A-461, la Cuenca Minera tendría una inyección de moral importante para afrontar nuevos retos...
-Naturalmente, con estas actuaciones a nivel de infraestructuras la mayoría de los pueblos mineros saldrían muy beneficiados, excepto Berrocal, que se encuentra más apartada; sobre todo, porque prácticamente con la construcción de ese eje transversal entre Zalamea y Santa Olalla todas las poblaciones que se encuentra en el meollo de la comarca estarían directamente intercomunicadas y, además, tendrían un enlace directo con Sevilla a través de la Vía de la Plata.
-¿No le da a usted la sensación de que el desdoble de la N-435 hasta Badajoz está descartado?
-Mis noticias no son esas. Este tramo es más complejo porque atraviesa la Sierra de Huelva, y por ende un parque natural, y como consecuencia de ello se necesita que se trate esta vía con otros planteamientos. Me consta que desde la Junta de Extremadura se está reivindicando al más alto nivel esta actuación.
-¿Ahora sólo nos queda que los tramos entre Zalamea y San Juan no se eternicen?
-Hace unos días llegó al Ayuntamiento de Zalamea el estudio informativo del trazado que ha realizado la empresa adjudicataria del proyecto y donde se indica las franjas de terrenos donde se situarán físicamente el desdoble. Cuando este tipo de documento llega a los ayuntamientos, es señal de que la maquinaria está funcionando. Yo tengo muchas expectativas en esta materia, porque reitero que las comunicaciones pueden ser el detonante de la comarca.
-¿Pero esta actuación qué plazos tiene?
-Estamos hablando de ocho a diez años, e incluso hasta doce. Este tiempo puede ser crítico para la Cuenca Minera, por ello tenemos que seguir apostando y manteniendo esta comarca hasta que llegue ese despunte.
-¿No le parece a usted que hay que esperar demasiado tiempo?
-Claro, pero nuestra comarca, en todos los estamentos oficiales tiene la etiqueta de subsidiada, pues si tiene que seguir así durante unos años más, hasta que veamos la punta al desarrollo, no tendrán más remedio las administraciones que seguir haciéndolo en la medida de lo posible.
Entrevista realizada por el Huelva Información a Vicente Zarza (como Presidente de Mancomunidad)