Se remonta la fundación de este viejo Molino de Trigo a la época de Fernando VII, allá por el año de 1.820.- En España, en aquellos tiempos abundaban muchas gentes desauciados de la fortuna y eran muy pocos los que escasamente tenía cubiertas las necesidades primarias.
Hay muchos hombres que han hecho una labor meritoria a lo largo de su vida, y su valioso trabajo fue día a día aportando esa cualidad que los dignifican y los engrandecen. No deja de ser curioso la vida de estos hombres dedicados a la molienda del trigo, ese cereal tan socorrido que en tantos lugares de la tierra han saciado el hambre a la humanidad. Francisco Calvo Delgado y sus antecesores Juan de Mata, Sebastián, Pedro (y Ramón Calvo fundador) fueron tres generaciones de molineros de El Villar 1.820-1.933, más de cien años ininterrumpidos.
El molino (que aun existe) esta situado en el Rió Odiel, en un paraje conocido como Totera, en lo que es hoy término de El Campillo y cerca del Puente de los Cinco Ojos; también por poco tiempo regentaron otro Molino en el Rio Tintillo dos kilómetros más arriba.- Ésta técnica de aprovechar la fuerza de la energía del agua es muy antigua, se remonta a los romanos.
Existen los restos de un viejo molino de viento en los extramuros de la Aldea un cerro cercano a El Villar, en el paraje de “Los Adobes”, de éste viejo molino no hay datos de que época exacta estuvo en funcionamiento (parece ser que es del siglo XVIII).
En este curso del Rió Odiel, en un recorrido de quince kilómetros hay ocho molinos, no son todos de la misma época.- Los que regentaban la familia Calvo, el de Totera y más arriba en el Rió Tintillo fueron construidos a primeros del siglo XIX. Hay otro un poco más abajo a un kilómetro el Molino de las Golondrinas que es más antiguo; del siglo XVII; durísimo trabajo, el de los Molinos, que además se encontraba a ocho kilómetros de la Aldea.
En 1.900 se une a Francisco su cuñado Manuel Ramos hombre puntual, pero no tenía vocación y no le gustaba el Molino.- El último día de trabajo que hizo en el Molino dejó escrito y grabado en una piedra: “Aquí he pasado treinta y cinco años de presidio”.- A Francisco aquello le cayó muy mal, a pesar de convivir tantos años juntos, el carácter de ambos denotaba cierto antagonismo. Francisco era muy celoso en el trabajo y Manuel perdía mucho tiempo hablando con la gente (a Francisco eso le irritaba)
El Molino de Totera está situado convenientemente a la orilla del Rió Odiel cuando se accede desde El Villar y fue construido en un lugar ideal donde a su vez se formaba una presa con un nivel abundante de agua. Junto al Molino tenía una pequeña caseta que es donde almacenaban los sacos de grano y la harina; además a veces pernoctaban allí.- Es un receptáculo con una construcción muy robusta de piedra y mezcla, de forma circular de cuatro metros de diámetro por cuatro de alto con algunas pequeñas ventanales en la parte alta con idea de recibir alguna luz solar mientras se desarrolla la faena y una puerta de acceso muy pequeñita.
En la parte baja tiene un sobre suelo que lo divide de un sótano elevado como de un metro, con una superficie plana y un agujero en el centro. En esta parte es donde estaba situada la piedra o muela, esta de gran tamaño, perfectamente labrada de un metro y medio de diámetro por treinta centímetros de alto. La piedra podía pesar 250 Kg aproximadamente.
Parece ser que estas grandes piedras o muelas, eran transportadas desde la zona de Santa Olalla del Cala o el Alentejo portugués (a más de 40 kilómetros de distancia). En lugares cercanos a El Villar no existen piedras de granito de estas características.- Suponemos que el medio de transporte era colocándolas encima de unos palos, convenientemente atadas con cuerdas y tirando con las bestias.
En el agujero de la piedra estaba adosado un eje de madera de castaño o similar y se prolongaba hasta la parte baja que era como un pequeño sótano.
El eje en su parte inferior tenía una serie de paletas también de madera y dispuestas en forma de álabes que al llegar el flujo de agua procedente de la balsa por unos estrechos conductos llamados saetillos, hacía girar la piedra de forma circular. El caudal de agua se dirigía al Molino por una conducción de cierto desnivel.- En la presa estaba situada una compuerta y a través de ella se dosificaba el caudal.- Las revoluciones de la piedra dependían de la fuerza o torrente de agua.
La piedra tenía una protección a su alrededor y una piquera por donde se iba echando el grano poco a poco y en el otro lado estaba otro hueco a la altura de la parte baja que es por donde iba cayendo la harina ya molida a un saco, además de un sistema de cedazos. El sótano estaba dividido en dos partes, por una discurría el agua y por la otra se retiraba la molienda.
En los últimos año que Francisco y su cuñado Manuel ejercieron esta labor de molinero entre 1931 y 1.933, no dejaba de ocasionarles ciertos problemas el trabajo del Molino, motivado por robos, la inestabilidad del régimen Republicano, los sindicalistas imponiendo normas y unas condiciones para socorrer a los parados de la mina etc.
Francisco trabajó con entereza y rectitud.- El Molino de “Totera” fue para él algo más que un trabajo o medio de vida; era la herencia y el legado de sus antepasados. Francisco Calvo fue el último hombre que dio honor a estas tres generaciones ininterrumpidas de molineros de El Villar, 113 años moliendo trigo.
Historias de El Villar, Emilio Gómez Calvo
Huelva 2009.