El Zalamea logró alzarse con los tres puntos en litigio tras un encuentro crispado y exento de fútbol. El Santa Olalla, pese a jugar con 9 desde la primera mitad, dejó muy buenas sensaciones en el Perea Anta, e hizo que el conjunto local tuviera que emplearse a fondo para ganar el encuentro. En el equipo debutó Antoñito, un jugador cedido por la Olimpica Valverdeña, que saltó ayer de titular con la elástica roja.
Tarde gris y desapacible la vivida ayer en el Perea Anta, con frío intenso y lluvia en la segunda mitad. El Frente Pardo (animando en los momentos cruciales) y el poco público que se dio cita en las instalaciones zalameñas aguantaron impertérritos hasta la conclusión para celebrar la consecución de tres puntos valiosísimos para los intereses locales.
Hay partidos en los que el equipo entrenado por Juanma se siente ganador desde la caseta, y aquí erradica el comienzo del encuentro de ayer frente al Santa Olalla, conjunto que venía con la etiqueta de débil y con números muy pobres lejos de su feudo. Este tipo de circunstancias, en el fútbol, te juegan malas pasadas; y así a los 30 segundos del inicio, una jugada dentro del área local con rechaces incluidos, termina con el balón dentro del marco zalameño (0-1). El gol del Santa Olalla dejó helado al conjunto entrenado por Juanma, que veían como el encuentro se había puesto cuesta arriba nada más comenzar. Fueron minutos de desconcierto, el Zalamea se veía desbordado por un conjunto espoleado tras el gol, y los nervios se tradujeron en continuas pérdidas de balón; ni Carlos ni Fernando se hacían con la manija del juego y los dos puntas zalameños no recibían el balón con franquicia.
Pasando los minutos de agobio, el Zalamea comenzó a ejercer presión arriba, lo que provocó saques de esquina y algún que otro acercamiento con peligro. En un centro al área, Jesús de espaldas a la portería y casi sin ángulo, se inventa un escorzo imposible y aloja el esférico dentro de la portería para alcanzar el empate (1-1). Celebración por todo los alto, había que quyitarse los nervios del cuerpo, centrarse y comenzar a jugar al fútbol. En esta fase de encuentro, los nervios se mudaron de acera, y en una jugada desafortunadísima para el conjunto visitante, llegan, de una tacada, a dos expulsiones. Tras una falta en el centro del campo intrascendente, un jugador visitante lanza una patada a Fernando sin balón, el árbitro lo ve y saca la primera roja. Pero para más inri, en las protestas, otro jugador visitante, ve la roja por reiteración verbal contra el trencilla. Media hora de juego, y el Santa Olalla con nueve sobre el campo, una oportunidad única para lograr la victoria y sumar tres puntos imprescindibles, la teoría. Porque en la práctica, el Zalamea sufrió de lo lindo para remontar. Tras las expulsiones visitantes, el conjunto amarillo llegó al área zalameña con bastante peligro, y de no ser por Johnny, que volvía como titular, el Zalamea hubiera entrado en la caseta con el marcador en contra.
Tras la charla en la caseta, el Zalamea salió más centrado al campo y tenían 45 minutos para perforar el arco de un equipo con 9 efectivos sobre el verde. Con esta consigna los pupilos de Juanma supieron calibrar el juego con paciencia, y a expensas de aprovechar las oportunidades que se iban a generar. De salida Juanma puso sobre el campo a Pirulo, que comenzó a crear peligro con internadas que buscaban la cal.
Pese al dominio las ocasiones se diluían sin causar peligro, y el Santa Olalla, con el paso del tiempo, se empezó a sentir cómodo en las tareas defensivas, incluso se permitían trazar alguna contra con peligro.
Pero a 10 minutos del final, con el temporal de lluvia, viento y frío azotando, y con el Frente Pardo animando de forma incondicional; Pirulo agarró un balón en el interior del área para rematarlo con el corazón a la red. 2-1, Alegría desmedida en el equipo y en la grada, hacia donde se dirigió el joven extremo zalameño para celebrarlo. En los últimos compases del encuentro y con el Zalamea crecido, llegó el 3-1 obra de Luque, que volvía al equipo tras su ausencia por lesión.
A la conclusión del encuentro, abrazos entre los jugadores locales, que celebraban una victoria más que necesaria, y que por momentos estuvo complicada. Una victoria que tuvo una dedicatoria especial, los jugadores zalameños quisieron firmar la pancarta y el club se la entregó en mano junto con una bufanda del equipo.