El número de habitantes de la Cuenca Minera ha experimentado un progresivo retroceso en las últimas dos décadas. El factor más determinante de este éxodo paulatino de ciudadanos hacia otros puntos de la geografía onubense o, incluso, del exterior de la región andaluza es la situación de grave crisis socioeconómica en la que dejó inmersa a la comarca el hundimiento de la minería. Sin embargo, lejos ya de esos años de desarrollo económico, la quiebra de la mina ha provocado un giro de 180 grados en esta realidad, al obligar a un elevado número de familias a abandonar las tierras que les vieron crecer en busca de una estabilidad laboral que garantizase su futuro y, por extrapolación, el de las generaciones venideras. Prueba de ello, es que la población de la Cuenca Minera ha descendido desde las 21.975 personas que la habitaban en 1986 (fecha en la que la empresa Río Tinto Minera, aunque ya en condiciones de debilidad, aún sostenía la economía de la zona) hasta la cifra de 17.810 habitantes que permanecían en los municipios de la comarca al finalizar el año 2004.
De los siete municipios que integran la Mancomunidad de la Cuenca Minera, la población de Minas de Riotinto es la que se ha visto más afectada por la crisis de la minería, en la medida en que entre 1986 y 2004 ha emigrado un 27,5 por ciento de su población, que ha bajado desde los 6.220 habitantes hasta los 4.509. El Campillo y Nerva, por su parte, han sufrido un descenso del 19,3 y el 17,5 por ciento. Así, la población campillera ha pasado de 2.912 personas en 1986 a 2.348 en 2005, mientras que Nerva, el municipio más poblado de la comarca, cerró el año 2004 con 6.051 habitantes, 1.285 menos que en 1986. Además, las previsiones del Ayuntamiento de Nerva para el presente año sitúan el censo municipal por debajo de los 6.000 habitantes.
En el extremo opuesto se encuentra Zalamea la Real, cuyo descenso poblacional desde mediados de los 80 es sólo del 9,97 por ciento, un porcentaje similar al de Campofrío, que ha perdido un 12,2 por ciento de sus habitantes con respecto al año 1986. La Granada de Riotinto, incluso, se mantiene en torno a los 225 habitantes. Esta menor tasa de emigración en estos municipios se debe a su menor tradición minera, sobre todo en el caso de Campofrío y La Granada de Riotinto, a cuyas poblaciones no les afectó de un modo considerable el cierre de la mina. La economía de Zalamea la Real, por su parte, como señala el alcalde de la localidad, Marcos García, "no dependía tanto de la minería, estaba algo más diversificada". La agricultura y la ganadería han amortiguado, al menos en parte, el impacto del hundimiento de la actividad minera.
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