Sin batuta, sin atril y sin guión. De esta forma tan novedosa y original fue magistralmente llevada la Orquesta Sinfónica de Izhevsk de la mano de su director Nicolae, quien además de hacer de forma brillante su papel en la misma, resultó ser todo un "showman". Esta grandiosa orquesta rusa cuenta con más de cincuenta profesores y fue fundada en el año 1992 obteniendo desde sus orígenes una bien ganada fama a nivel internacional.
Todos los allí presentes (un público bastante numeroso y respetuoso que pudo llegar a las trescientas personas) pudimos disfrutar de un magnífico concierto de casi dos horas de duración, que resultó ser muy ameno gracias a la acertada elección de un repertorio bastante variado, a las pinceladas cómicas que introdujo el director y a la intervención del público (tocando palmas e incluso cantando) en varias de las piezas.
El concierto estuvo dividido en dos partes, una primera parte compuesta por obras de diferentes compositores entre las que cabría destacar: dos valses de Tchaikovsky (el "Vals de las flores" de la suite el Cascanueces y "La bella durmiente"), la Obertura de la ópera "Carmen" de Bizet y "La fuerza del destino" de G.Verdi, (ésta última interpretada de forma magistral por la sección de cuerda y el arpa de la orquesta), "Guillermo Tell" de Rossini, dos danzas Húngaras de Brahms (la nº1 y la famosa nº5), el "Can-can" de Offenbach y para terminar, la divertida "Broma" del compositor Anderson.
El concierto estuvo dividido en dos partes, una primera parte compuesta por obras de diferentes compositores entre las que cabría destacar: dos valses de Tchaikovsky (el "Vals de las flores" de la suite el Cascanueces y "La bella durmiente"), la Obertura de la ópera "Carmen" de Bizet y "La fuerza del destino" de G.Verdi, (ésta última interpretada de forma magistral por la sección de cuerda y el arpa de la orquesta), "Guillermo Tell" de Rossini, dos danzas Húngaras de Brahms (la nº1 y la famosa nº5), el "Can-can" de Offenbach y para terminar, la divertida "Broma" del compositor Anderson.
La segunda parte estuvo centrada en el compositor austriaco Johann Strauss, cuyos valses y polkas son muy recurrentes en estas fechas navideñas. Entre estas piezas hemos de destacar la polka del "Movimiento Perpetuo", donde pudimos disfrutar con la original puesta en escena del director y varios de sus músicos, que supieron darle un sorprendente final a una obra que como su nombre indica no lo tiene. En esta parte pudimos escuchar una selección de la banda sonora de la película "Titanic" de James Horner, y como ya es habitual, cerraron el concierto con la popular "Marcha Radetzky".
En definitiva, fue un auténtico lujo poder disfrutar de un concierto tan maravilloso en nuestro propio pueblo, y tener la oportunidad de escuchar a una orquesta con tal nivel artístico, tanto en el plano de la sonoridad (en especial, ésta se caracterizó por tener una brillantísima sección de cuerda -violines, violas, violonchelos y contrabajos- como suele ser habitual en casi todas las orquestas del este, que destacan por el alto nivel de estos instrumentistas) como en el de la interpretación.
Esperanza P- José Raúl L