Hace unos días, a principios de Agosto, me llamó y me dijo, el próximo sábado tocan el pasodoble de Zalamea la Real en la plaza de Toros de Pozoblanco, sus ojos reflejaban la satisfacción de que, cuando hace ahora aproximadamente un año se propuso difundir nuestro pasodoble, sus sueños comenzaban a hacerse realidad.
En este camino, se ha encontrado con la ayuda, colaboración y apoyo de sus amigos, la Peña Taurina y poco más, porque, cuando ha intentado la ayuda de algunas instituciones, le han dado un portazo a sus ilusiones, ya que la colaboración que se pedía era tan importante, alguna que otra fotocopia, y al fin y al cabo era sólo un chaval. Pero la ilusión que tenía era tan grande, que a través de internet colgó un anuncio para que todas aquellas bandas que estuvieran interesadas se las pidieran, que él se las enviaría. Por lo que cuando empezaron a reclamarle dichas partituras, como se dice en la jerga callejera actual, se buscó la vida, hizo varias fotocopias, y de su pecunio comenzó a enviarlas a diversas bandas de música de la geografía, tanto nacional como me consta que internacional, entre ellas la prestigiosa Banda de Música del Maestro Tejera de Sevilla, el cual le ha invitado a un concierto en fechas venideras. Con el paso de los meses ha conseguido evolucionar a la hora de enviar las partituras, porque el presupuesto empezaba a resentirse, y las ha escaneado para, en los próximos días, colgarlas en internet y, de esta forma, seguir difundiendo nuestro pasodoble.
Y puesto los antecedentes, llegó la hora, recibe un correo de Emilio Guijo, integrante de la Banda de Música de Pozoblanco, que además es el solista de nuestro pasodoble, diciéndole que el sábado 12 de Agosto en la plaza de Toros de Pozoblanco, y ante la mirada de toda Andalucía, el sueño se haría realidad y el esfuerzo, callado, en silencio pero sobre todo, por el amor que le tiene a todo lo concerniente a Zalamea la Real, a sus tradiciones y al arte de Cúchares, mi amigo Eduardo, consiguió el primer grano de una gran montaña que no dudo que alcanzará con el paso del tiempo.
Y llega el día, son las seis de la tarde, y en La Antilla, Canal Sur no se vé, primer problema, hay que buscar un lugar donde se pueda visionar la corrida, coge el teléfono llama a un familiar y con las nuevas tecnologías (TDT), eureka, tiene señal y rápidamente nos encaminamos para ver la corrida. En un principio la ilusión era máxima, pero con el paso de la lidia de los diferentes novillos, la tarde comenzaba a tornarse un poco gris porque pasan los novillos y nuestro pasodoble no suena, lo que al principio era ilusionante, empieza a tener matices dramáticos, pero con la salida del último de la tarde y el comienzo de la faena de muleta y ante el murmullo de los asistentes, se escuchan los primeros sones de nuestro pasodoble, la cara de mi amigo explota de satisfacción después de casi dos horas de espera y acto seguido, el móvil empieza a sonar con llamadas de todos aquellos que le han apoyado en esta tarea de difusión de nuestro magnífico pasodoble, para felicitarle.
El dicho de que la ilusión mueve montañas, en este caso se demuestra que es así, pese a quien pese.
José R. Ortega Serrano