Tras el rotundo éxito cosechado por las III Jornadas Musulmano-Cristianas celebradas en Zalamea el pasado fin de semana, nos acercamos a Manuel Gómez Muñiz, Presidente de la asociación Cistus Jara, que desde hace ya tres años, inmiscuye a este viejo pueblo por los senderos del más trepidante Medievo. Tercera apuesta por el acercamiento cultural de la Zalamea actual a la Çalamea medieval, parece ser que como bien nos ha ido acostumbrando a lo largo de los años esta incansable e imparable asociación, el buen trabajo, el empeño y la inquietud de su Junta Directiva y de gran parte de sus socios, han logrado hacer de este ambicioso proyecto cistusjariense, una realidad encastrada en el estío zalameño.
Bien es verdad que observamos en el rostro de Manolo atisbos de cansancio por el trabajo realizado a lo largo de varias semanas, aunque también es cierto que ese cansancio es superado por el orgullo y la enorme satisfacción de haber logrado encandilar a Zalamea con esta nueva fiesta de la medievalidad. Camino de una bien que merecida cerveza, a las puertas de la madrugada, le abordamos en la calle Olmos para que, antes de su encuentro con el sosiego estival que ofrece una caña en la noche zalameña, nos muestre sus impresiones sobre lo acontecido y sobre lo que estará por acontecer en la cita del año próximo.
Lo primero son palabras de elogio hacia la participación de las gentes del pueblo en dicho evento, si cuya ayuda y colaboración está convencido que hubiera sido francamente difícil llevar a cabo las jornadas. Manolo nos indica que en esta ocasión, como sí se logró en otras citas, no se ha disfrutado de subvenciones económicas de ninguna entidad e institución, a excepción, claro está ( y es que es su deber), del Ayuntamiento, que desde el primer momento, y eso nos lo recalca, ha apoyado la realización de las jornadas. La motivación de la Junta Directiva, la infraestructura acumulada en las dos anteriores citas, y la solicitud expresa de gran parte de la población zalameña, que ya ve en esta actividad un evento tradicional para los veranos de Zalamea, han superado con creces el escollo económico.
La apuesta por la calidad ha sido otro de las bases de estas jornadas. Como ejemplo nos dice que en apenas ocho días, y tras la declinación del grupo folk que asistiría al concierto del sábado, la Junta debía decidir entre otros tres conjuntos, accediendo a contratar al más caro ( también se observó en la enorme calidad musical de los mismos).
Una vez analizadas las carencias y las posibles necesidades para el futuro, Manolo nos adelanta lo siguiente:
- El año próximo las jornadas estarán dedicadas al agua: “queremos que haya agua en todas las calles, que haya acequias, que haya pilares,...”
- A ello unir el deseo de ampliar el ciclo de conferencias, puesto que considera que han sido la mejor puerta de bienvenida para el desarrollo de las jornadas.
- También, como tercera idea para el futuro, se pretenderá hablar con los hosteleros, comerciantes y reposteros del pueblo para que ofrezcan una oferta culinaria acorde con las jornadas: surge la proyecto de crear una importante zona de comidas en el Paseo Cuadrado, con menús económicos a elegir (dos cristianos y dos musulmanes).
- Otra idea es abrir el recinto a dos de las calles céntricas más importantes: la Calle Hospital y la Calle Iglesia.
- Nos indica proyectos de restauración de fachadas para que vayan acordes con la fisonomía típica de la época.
- Y sobre todo se desea realizar, como evento central de las jornadas, un gran concierto celta ( Manolo habla de Celtas Cortos u otros grupos de categoría similar).
Pero sobre todo, y eso nos lo enfatiza, es que se seguirá pretendiendo que Zalamea se lo pase en grande con su Historia.
Bien es verdad que observamos en el rostro de Manolo atisbos de cansancio por el trabajo realizado a lo largo de varias semanas, aunque también es cierto que ese cansancio es superado por el orgullo y la enorme satisfacción de haber logrado encandilar a Zalamea con esta nueva fiesta de la medievalidad. Camino de una bien que merecida cerveza, a las puertas de la madrugada, le abordamos en la calle Olmos para que, antes de su encuentro con el sosiego estival que ofrece una caña en la noche zalameña, nos muestre sus impresiones sobre lo acontecido y sobre lo que estará por acontecer en la cita del año próximo.
Lo primero son palabras de elogio hacia la participación de las gentes del pueblo en dicho evento, si cuya ayuda y colaboración está convencido que hubiera sido francamente difícil llevar a cabo las jornadas. Manolo nos indica que en esta ocasión, como sí se logró en otras citas, no se ha disfrutado de subvenciones económicas de ninguna entidad e institución, a excepción, claro está ( y es que es su deber), del Ayuntamiento, que desde el primer momento, y eso nos lo recalca, ha apoyado la realización de las jornadas. La motivación de la Junta Directiva, la infraestructura acumulada en las dos anteriores citas, y la solicitud expresa de gran parte de la población zalameña, que ya ve en esta actividad un evento tradicional para los veranos de Zalamea, han superado con creces el escollo económico.
La apuesta por la calidad ha sido otro de las bases de estas jornadas. Como ejemplo nos dice que en apenas ocho días, y tras la declinación del grupo folk que asistiría al concierto del sábado, la Junta debía decidir entre otros tres conjuntos, accediendo a contratar al más caro ( también se observó en la enorme calidad musical de los mismos).
Una vez analizadas las carencias y las posibles necesidades para el futuro, Manolo nos adelanta lo siguiente:
- El año próximo las jornadas estarán dedicadas al agua: “queremos que haya agua en todas las calles, que haya acequias, que haya pilares,...”
- A ello unir el deseo de ampliar el ciclo de conferencias, puesto que considera que han sido la mejor puerta de bienvenida para el desarrollo de las jornadas.
- También, como tercera idea para el futuro, se pretenderá hablar con los hosteleros, comerciantes y reposteros del pueblo para que ofrezcan una oferta culinaria acorde con las jornadas: surge la proyecto de crear una importante zona de comidas en el Paseo Cuadrado, con menús económicos a elegir (dos cristianos y dos musulmanes).
- Otra idea es abrir el recinto a dos de las calles céntricas más importantes: la Calle Hospital y la Calle Iglesia.
- Nos indica proyectos de restauración de fachadas para que vayan acordes con la fisonomía típica de la época.
- Y sobre todo se desea realizar, como evento central de las jornadas, un gran concierto celta ( Manolo habla de Celtas Cortos u otros grupos de categoría similar).
Pero sobre todo, y eso nos lo enfatiza, es que se seguirá pretendiendo que Zalamea se lo pase en grande con su Historia.