Quebranto impertérrito de los sueños más soñados por los soñadores de este pueblo de ensueño. Mil intransigencias se acercan desde las más absurda limitrofía, con bombas cegadoras de palabras e ingenios, a manos de camisolas azules con encaje de sangriento futuro incierto de yugos y flechas bajo palio. Hermanos de cuenca minera desgarrada en auxilio de su madre, entre blindados de manufactura colmados de hijos de Riotinto y Salvochea. Un explosión, otra más allá, otra, y otra, y otra ...... parad por Dios, parad este fatídico despropósito. ¿Por qué venís de fuera a ahogar las ansias de libertad de mi Zalamea? ¿Quiénes sois para arrebatarme a mi padre, a mi hermano, mi vida, mi esperanza?. Feróz resistencia de Zalamea Republicana hacen oídos sordos a las envites dolorosos de la Columna Varela, soldadesca insurgente e incontrolada, facciosa e inculta, fratricida e ignorante. Callejuelas de jocosa vida acalladas por el rugido de ametralladoras infames. Culatas de fusil insurrecto amedrentando la ilusión nacida de la tricolor democracia. Vidas pisoteadas por la excesiva politiquería pasional de esta impávida España.
Vigilante la torre, defiende nuestra libertad forjada entre azadas y vagonetas, entre sufragios y utopías. Pero ganan los malos, porque los malos, los malos siempre ganan.
A todos los que defendieron con su corazón sus ansias de libertad, de justicia, de igualdad, guardando así la más poderosa de las fidelidades al espíritu noble de la Humanidad. A todas las zalameñas y zalameños que en este 70 aniversario de la invasión, quisieron que Zalamea siguiera siendo dueña de su destino. A aquellas zalameñas y zalameños que ese 25 de agosto de 1936 sufrieron los horrores de la guerra. A ellos, la libertad.
Vigilante la torre, defiende nuestra libertad forjada entre azadas y vagonetas, entre sufragios y utopías. Pero ganan los malos, porque los malos, los malos siempre ganan.
A todos los que defendieron con su corazón sus ansias de libertad, de justicia, de igualdad, guardando así la más poderosa de las fidelidades al espíritu noble de la Humanidad. A todas las zalameñas y zalameños que en este 70 aniversario de la invasión, quisieron que Zalamea siguiera siendo dueña de su destino. A aquellas zalameñas y zalameños que ese 25 de agosto de 1936 sufrieron los horrores de la guerra. A ellos, la libertad.