A Zalamea se le pueden poner muchos calificativos; pero de entre todos, en esta ocasión, quiero reseñar su plasticidad mágica que en ocasiones transmite.
Seguro que muchos han tenido ese pellizco en el alma al contemplarla majestuosa y señora, transmitiendo una irradiante belleza, pero a la vez dando cobijo y calor. Sensaciones perceptibles viniendo por carretera desde la sierra, desde la curva del campo de fútbol, desde cualquier rincón de sus calles, en una noche de su Semana Santa, en una explosión de luces en la feria, una noche de Reyes, con los fuegos artificiales,...
Pero de entre todas me quedo con una noche irrepetible en todo el año....¡LA NOCHE DE LAS CANDELAS!
Esa noche Zalamea es magia; se despoja de su señorío y pulcritud, se baja de su trono y comienza a divertirse con su gente.
- ¡¡ Zalamea está ardiendo!!, grita cualquier ingenuo que pasa por sus cercanías. ¡¡Si!!, Si arde, pero de alegría de verse participe de una antiquísima tradición que la rejuvenece. Ella así lo entiende, y se viste de fiesta para celebrarlo.
Esa noche quemamos nuestros miedos y fobias, desterramos nuestros recuerdos más amargos, y nos cobijamos en el calor de una esperanzadora alegría.
Quisiera dedicar estas líneas a todas las personas que a lo largo de la historia han hecho suyo este día tan especial. Zalameños que han empleado tiempo y esfuerzo para darle continuidad a tan añeja tradición. Niños, padres y abuelos, generación tras generación dando y transmitiendo fervor y pasión. Gracias. Esta fiesta sí es nuestra, de su gente, de Zalamea la Real.....
¡¡Feliz Candelas a todos y a todas!!
Jesus García