Conmemoramos este año el bicentenario del inicio de !a Guerra de la Independencia (1808-1814); también conocida popularmente como la "Francesada", o la Peninsular War para los ingleses. No quisiera dejar pasar este acontecimiento sin que tenga su reflejo en esta revista de Feria zalameña, por su importancia, y porque Zalamea, como pueblo viejo que es, tiene historias para dar y tomar. Y en este caso que me ocupa no podía ser de otra forma.
Su archivo municipal sigue siendo una caja de sorpresas. A él acudí para buscar información que nos trasladase a ese 2 de mayo de 1808, cuando la citada contienda tuvo su inicio. Una guerra de una gran violencia, no sólo entre los contendientes, algo lógico en todo enfrentamiento bélico, sino también, y esto es lo grave, contra la población. Hoy recordamos la Guerra Civil de 1936, pero tengamos en cuenta, sin quitarle su importancia a ésta, que la de 1808 duró el doble, conociendo las tierras peninsulares las correrías continuas de los ejércitos españoles, franceses, ingleses y portugueses. Ninguno se paró en barras a la hora de matar, violar, destruir, robar o incendiar. Ahí están los ochenta y dos grabados de Francisco de Goya. "Los Desastres de la Guerra", para corroborarlo. Especialmente los titulados: "Con razón o sin ella": "Lo mismo"; "Y son fieras"; "No quieren"; "Por qué"; "Qué hay que hacer más"; "Grandes hazañas con muertos"; o "Esto es peor". Vayan dos muestras:
Por el Tratado de Fontainebleau, octubre de I807, firmado entre Godoy (Primer Secretario de Estado de Carlos IV) y el emperador Napoleón, se permite que un ejército francés atraviese España para conquistar Portugal (en realidad ese ejército ya estaba dentro del territorio nacional). Además de asfixiar con ello el comercio de Inglaterra (gran enemiga de la Francia napoleónica). Bonaparte buscaba englobar la monarquía española a su vasto Imperio continental, poniendo los ojos sobre todo en sus territorios americanos. La presencia militar francesa en tierras españolas llevó a constantes abusos. Los roces fueron continuos con la población, de ahí que cuando le llegaron noticias de que el Emperador pretendía llevar a Francia a todos los miembros de la familia real (ya estaban allí los reyes) se levantase en armas contra el invasor.
Todo tuvo su inicio en Madrid en la fecha arriba indicada. Algunos dicen que fue una explosión de odio popular espontánea contra el francés; otros que fueron dirigidos desde la sombra por los privilegiados (nobleza y clero). Lo cierto es que en ese día fatídico se desarrolló un itinerario que comenzaria al amanecer y terminaría en la madrugada del día siguiente: 3 de mayo. Itinerario que parte de las puertas del Palacio Real de Madrid, aquí saltó la chispa para evitar que los últimos miembros de la realeza (caso del Infante Francisco de Paula) abandonen a la fuerza el país. El segundo escenario nos lleva al centro de la capital, a la Puerta del Sol. Un gentío allí concentrado es, pasado por las armas de la Guardia Imperial napoleónica, de los lanceros polacos y mamelucos (nuevamente debemos acudir a Goya para ilustrarnos). El tercero se desarrolla en el cuartel de Monteleón, donde junto a otros militares y paisanos, mueren los oficiales Daóiz y Velarde. Y por último el Prado y la montaña del Príncipe Pío, con los impactantes fusilamientos que el genio de Fuendetodos supo tan bien reflejar.
Pues bien, ¿qué repercusión tuvo todo esto en Zalamea?. ¿Cuándo y cómo llegaron aquí las primeras noticias?, ¿Qué se aconsejaba a las autoridades locales, por parte del Consejo de gobierno dejado tras la marcha de Fernando Vil a Francia, y una vez que por el Molín de Aranjuez de marzo de 1808, había obligado a su padre (Carlos IV) a que delegase en su persona la corona de España?
Los acontecimientos del 2 de mayo en Madrid fue un motín de apariencia trivial que acabaría por convertirse en el levantamiento de toda una nación. El protagonista no es, en la mayoría de los casos, consciente de que está viviendo un momento histórico importante, Y éste lo fue, cambiando el devenir de España y el de su Imperio colonial. Simplemente, ese protagonista, plantea una descripción totalmente desordenada de lo que es el caos de una guerra que, sin saberlo, se iba a iniciar desde aquél momento. Eso fue lo que queda reflejado en las órdenes que se distribuyen por todos los municipios de España y que llegan a Zalamea el día 27 de mayo, veinticinco días después de los sucesos; algo explicable por su reelaboración e impresión por la Audiencia sevillana, las malas comunicaciones y lentitud de los medios de transportes de la época. Aún así. parece ser que oralmente el conocimiento de los hechos llegó varios días antes. El Alcalde Juan Caballero la mandó guardar y cumplir.
Vía Sevilla, en el día indicado y en unas hojas impresas, el concejo zalameño recibe la orden que sigue, firmada en Madrid por Gonzalo O'Farrill. Secretario de Estado y del Despacho Universal de la Guerra (equivalente al actual Ministro de Defensa):
"Un incidente provocado por un corto número de personas inobedientes a las leyes, ha causado ayer un alboroto en esta Corte, cuyas resultas podían haber sido funestísimas para todo el honrado y distinguido vecindario de esta villa, si la prudencia y patriotismo de los Consejos. Alcaldes de Corte y demás Jueces, dirigidos por las providencias de la Suprema Junta de Gobierno, no hubiese logrado contenerlos dejando establecida la tranquilidad antes que anocheciese. Que este triste ejemplo sea el último de esta especie que los pueblos experimenten. Son los deseos de la Junta; y en su consecuencia previene S. A. el Señor Infante Don Antonio, con acuerdo de la misma, que al recibo de este pliego se junte la Real Audiencia para acordar, sin pérdida de un solo instante, cuanto conspire a que sea inalterable la buena armonía con las tropas francesas y a libertad al pueblo baxo de los errores o mala dirección, capaces uno y otro de acarrearle desgracias y de envolver en su ruina la parte más inocente del vecindario". Se firma en Madrid en 3 de mayo de 1808.
Ni más ni menos en este pliego se está dando noticias sobre los sucesos comentados del día 2 de mayo, inicio de una guerra que aún se recuerda como de las más sangrientas de las tenidas en este país. Lógicamente en ese momento. 3 de mayo, todavía se pensaba que los incidentes se habían contenidos, "...dejando establecida la tranquilidad antes que anocheciese". La "caja de los truenos" una vez, abierta junio al Palacio Real, la Puerta del Sol. el cuartel de Monteleón. el Prado y la montaña del Príncipe Pío. sería imposible de cerrarla, y en pocos días noticias y levantamiento popular se expandiría al unísono por todo el solar patrio. Mucho tuvo que decir en ello el alcalde de Móstoles. Andrés Torrejón, incitando a los españoles a la lucha contra el francés. Esa "...buena armonía con las tropas francesas,,.", deseada por la Junta de Gobierno dejada por Femando VII antes de su marcha hacia Francia, sería una quimera.
En lo que queda de año no dejan de recibirse en el Ayuntamiento de Zalamea noticias y órdenes relativas a una guerra ya en curso. Vayan los siguientes ejemplos:
1º.-Durante lo que resta del año de 1808. por orden de la Junta Suprema Central, hija de las provinciales que aparecen como hongos por todo el país, sustitutiva a su vez de esa Junta de Gobierno colaboracionista con el francés. Zalamea se apresta a sufrir, por varios requerimientos, expropiaciones o contribuciones en trigo y cebada, y oíros alimentos, "que puedan ser necesarios para el servicio y subsistencia del ejército". Así como el pago extraordinario de un 10 % de las rentas líquidas de los propietarios, para el sostenimiento de este.
2º.- En 7 de junio se conoce en Zalamea que el Infante Don Antonio ha partido hacia Bayona por orden del rey, ciudad francesa donde se encuentra el resto de la familia real; y en virtud de una orden de este Infante la Junta de Gobierno debe seguir cumpliendo las mismas funciones que cuando S. A. (Su Altezaa) la presidía. Esto es. la colaboración con las tropas francesas.
3º.- Mucho se tuvo que rezar en esta villa cuando el 5 de agosto llega un requerimiento de la Junta Suprema Central para que se hagan rogativas públicas por tres días y privadas por nueve, por la "felicidad de nuestras armas", y remedio de las necesidades de la monarquía.
4º.- El 5 de noviembre se lleva a cabo una subscripción voluntaria para vestir a los soldados. Una "empresa patriótica de vestir a los que sacrifican su vida para la defensa común". Vestuario que consta para cada uno de un sombrero, dos camisas, un pañuelo para el cuello o corbata, una chaqueta, un pantalón, un capote con mangas o poncho de paño pardo, medio botín de paño negro y un par de zapatos.
5º.-En 20 de noviembre se recibe en nuestra villa la constitución de la Junta Suprema Central Gubernativa del Reino, representante del rey Fernando, presidida por el conde de Floridablanca, encargada de gobernar el país durante su ausencia, siendo depositaría de la autoridad soberana.
6º.-Para los pocos zalameños y zalameñas que por entonces sabían leer y escribir, el día 7 de diciembre llega una Real Providencia donde se explica el devenir histórico desde 1795 hasta esa fecha. Se aportan datos valiosos sobre nuestra historia en ese tránsito del siglo XVIII al XIX. Lo que se dice del francés no tiene desperdicio: "sus tropas compuestas de asesinos, sus generales convertidos en viles salteadores, cubren la desgracia de España con sangre y desolación, y con una petulancia que solo ellos conocen tratan al patriotismo de insubordinación, al honor nacional de estupidez y barbarie y al amor a su legítimo soberano de rebelión y perjurio. Saquean los pueblos, violan a las vírgenes, profanan los templos y sagradas imágenes. El patriotismo, el valor nacional (desde el 2 de mayo) han confundido el orgullo del usurpador, han desecho sus ejércitos (ya se había desarrollado la batalla de Bailen), persiguiendo a sus implacables enemigos".
7º.- En ese mismo día se recibe la suspensión de las desamortizaciones mandadas por Godoy para hacer frente a los gastos del Estado. En Zalamea pudieron afectar a rentas de bienes de capellanías u obras pías.
8°- Por último el 11 del mismo mes hay la recepción de una orden para conocer el número de fusiles circulantes, con el objetivo de que se recojan por las Justicias.
Zalamea sufriría lo que se refiere en el punto sexto cuando en el año de 1810 ve llegar, una vez que tras la batalla de Ocaña se abren para Napoleón las "puertas" de Andalucía, a las tropas francesas. No por una, sino por dos veces. Pero esto ya se escapa al objetivo de este artículo, que debe quedarse en esa celebración bicentenaria del inicio de una guerra lejana y al mismo tiempo cercana gracias a su conmemoración en este año de 2008.
José Manuel Domínguez Núñez