Ya todo está preparado para que en el día de mañana la Casa Cilla abra sus puertas en la inauguración de las Jornadas Musulmano-Cristianas. En ella, podremos abordar una inusual exposición en la que a través de una gran recopilación de máquinas y utensilios de tortura, humillación y escarnio, podremos comprobar a que extremos de brutalidad llega en ocasiones el ser humano.
Esta muestra constituye una oportunidad única y un formidable testimonio que permite acercarnos, desde un primer plano, a los instrumentos empleados como métodos de confesión y escarnio en una época, para nosotros, no demasiado remota. Una muestra que se concibe como un alegato pedagógico contra la brutalidad del poder que se produjo entonces, y sigue produciéndose en estos mismos momentos, en cualquier lugar del planeta; iniciativa que nos hace conocedor de la historia y nos invita a no tener que repetirla nunca más.
El período real del contenido de esta muestra se alarga alrededor de unos 500 años; espacio donde se impuso el terror institucional y eclesiástico, pero sobre todo, ideológico; aunque lo económico no fuese, entre todos estos intereses, de poca importancia.
Todos los objetos que se presentan en las instalaciones de la casa Cilla, pertenecen a una colección particular. Su propietario, lejos de ser una persona morbosa o de sospechosos gustos es, como cualquiera de nosotros, un ciudadano interesado por los avatares de nuestro pasado. A través de los años, ha ido reuniendo este elenco de objetos sin igual que, aunque repugnen, seguirán siendo, paradójicamente, testimonios mudos de un tiempo y unos hechos que corresponden a nuestra historia. Historia que debe ser conservada y mostrada, ahora, con la intención de ilustrar las cotas de terror y crueldad a las que fue capaz de llegar, entonces, el ser humano. A través de ellos homenajeáremos en el tiempo a todas las víctimas que sucumbieron bajo la siniestra mano de todos los verdugos que fueron entonces, pero que aún quedan en este mundo…
Dentro de la muestra apreciaremos diferentes estadios de tortura. La temática que seguirá la exposición zalameña, la podremos dividir en tres apartados:
Instrumentos de humillación pública
Con estos aparatos se castigaban infracciones menores y se exponía a las victimas al escarnio de la multitud, que al ver a alguien con tal artefacto, lo hacía objeto de ofensas físicas y verbales.
Los aparatos para torturar
Estos artefactos tenían como finalidad infligir un largo tormento, que no necesariamente debía culminar con la muerte de la persona, aunque a veces ello ocurriera por la severa infección de las heridas ocasionadas o como consecuencia lógica y natural de la tortura.
Instrumentos de pena capital
Su función única era la eliminación de la víctima, generalmente después de un doloroso tormento.
Con esta singular muestra. Zalamea la Real permitirá mostrar a sus visitantes más de 500 años de cruda historia. Tanto la organizadora de los actos, CISTUS JARA, como los propietarios de la muestra, LAS BRUJAS FALCONER, se han unido para hacer un esfuerzo considerable y ofrecer en esta V Jornadas Musulmano-Cristianas, una exposición que ha sido visitada por más de 45.000 personas tanto en España como en el extranjero, despertando en el visitante sentimientos dispares: repugnancia, odio, dolor, coraje, morbo… Pero a todas y a cada una de ellas les ha quedado el sentimiento que finalmente hemos querido y queremos seguir transmitiendo: MEMORIA HISTORICA.
Ya sabemos que aquello que cae en el olvido está condenado a repetirse, sobre todo la historia ya vivida, los acontecimientos ya acaecidos. Por eso creemos que es fundamental NO OLVIDAR jamás un pasado, no muy lejano, que persiguió, torturó y eliminó a cientos y miles de personas por hechos que, en la mayoría de los casos, era de muy dudosa autoría, y en otros, sencillamente, por ser personas DIFERENTES.
Visiten la muestra y disfruten…, en la medida que el espíritu de la muestra les permita, de aparatos y objetos que, aunque terribles ayer y hoy estático y adormecido, un día no muy lejano, fueron horribles instrumentos que segaron vidas, doblegaron inocencias, exterminaron credos y pervirtieron libertades en nombre de un supuesto Dios, de una hipotética fe...
Por favor, no sean jueces; sólo observen cada objeto y, en silencio, saquen sus propias conclusiones.