martes, 8 de julio de 2008

Máquinas del pasado

Daban las 12 del mediodía, cuando ya se habían congregado en La Plaza una amplia cantidad de personas. Todos ellos expectantes esperaban la llegada de la caravana de coches antiguos que estaba programada para el primer domingo de Julio. Un clima no muy caluroso con brisas racheadas, sofocaba al publico congregado, que no obstante buscaba las sombras como residencia a la espera.

Con casi una hora de retraso, y a medida que la congregación de personas se hacía mas tumultuosa, un grupo de personas, comenzó a abandonar La Plaza en dirección hacia el pie de la Iglesia. EL claxon de un coche antiguo, había anunciado la llegada de la caravana.
Nuestro paisano “ Cedrún” con su viejo automóvil verde limón, presidía la comitiva de varias decenas de coches antiguos. Tras una parada en la calle Olmos, se dispusieron a recorrer varias de las calles del pueblo, para finalizar su recorrido en La Plaza procedente desde la calle Ruiz Tatay. Fue entonces cuando esa zona , se convirtió en improvisado parking de estas joyas automovilísticas. Poco a poco se fueron disponiendo en batería a medida que la gente expectante se aproximaba a las primeras unidades que estacionaron. La calle de La Plaza volvió a aquellas décadas de los 50 ,60 y 70, en las que pocas unidades transitaban por sus calles. “Seitas”, 124, 2 caballos, escarabajos, minis, Mercedes de los 50, el histórico Renault 4/4 e incluso un cadillac se convirtieron en los protagonistas de la jornada. Entre los propietarios varios zalameños, que convirtieron su coche en decorado de fotografías para conocidos y paisanos.

Una vez, que los asistentes dieron por alimentada su curiosidad y ante la sorpresa de muchos de ellos por coches, que en algunas casos, habían sido su primer vehículo utilitario, los asistentes y propietarios pasaron a degustar una paella que la asociación Zalamea Joven había dispuesto para la ocasión. Charlas y conversaciones en las altas horas del mediodía del mes de Julio, visieron de primavera al centro del pueblo zalameño. Una vez finalizada la muestra, la caravana cogío rumbo a su lugar de partida ante el brillo de sus carrocerías cuidadas con mimo. Irónicamente algunos asistentes les deseaban buen viaje, y es que el calor ya entrada las 4 de la tarde era de órdago, y es que muchos ya no nos acordamos de cuando los coches no poseían aire acondicionado. No obstante ellos estaban refrigerados por la ilusión del que sabe dar importancia a aquellas máquinas con los que la sociedad de nuestros días comenzó a dar los primeros pasos . Más que máquinas .Un conglomerado de recuerdos y nostalgias de un hobby que ha sabido conservar muchos de nuestros etapas del pasado. Buen viaje y hasta la próxima.