El paisaje y todo el entorno no pueden ser más espectaculares. Hacia un día esplendido y luminoso, lo que hizo la marcha aún más bonita.
A lo largo de todo el camino entre arboleda, en su mayoría, de eucaliptos y pinos; íbamos bordeando todo el curso del río, y a poco más de 1 Km. ya nos encontramos con el primer molino romano, y así hasta llegar al final del trayecto, nos íbamos encontrando con todo tipo de construcciones antiguas; molinos, puentes, acueductos, y galerías de minas, a la cual no accedimos por su peligrosidad y falta de luz.
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Siguiendo el trayecto, nos encontramos con restos muy visibles de vías romanas y conducciones de agua, pasaríamos también, por una vieja mina con numerosas teleras muy bien conservadas. En este punto, al tratarse de un llanito muy soleado y limpio de maleza, nos decidimos a realizar el primer descanso. Hicimos candela para asar unos chorizos recién hechos de El Villar y nos supieron a gloria.
Al finalizar y tras reponer fuerzas, proseguimos el camino, y no muy lejos de donde hicimos el descanso, nos encontramos con una de las cosas que más llamaría nuestra atención, una galería-gruta con abundante agua potable; aunque al igual que en la primera, tampoco nos atrevimos a entrar muy adentro, aunque si nos atrevimos a bajar y comprobar que no podíamos adentrarnos sin los medios adecuados.
Con las mismas, nos pudimos en marcha hasta llegar a Sotiel y después de visitar sus ermitas y refrescarnos un poco, emprendimos el camino de vuelta, volviendo a parar `para comer en lo alto de un puente romano. En fin, hicimos una jornada para recordar y volver a realizarla cualquier otro día. Recomendamos que si podéis, y os gusta la naturaleza virgen, no dejéis de hacerlo.
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