miércoles, 16 de enero de 2008

La llegada de inmigrantes atenúa el éxodo rural en la Cuenca Minera

Un estudio reciente de estadísticas ha reflejado un crecimiento de población en los pueblos que componen la Cuenca Minera. Si bien la población, debido a la crisis minera, ha experimentado un acuciado retroceso en las dos últimas décadas; la paulatina llegada de inmigrantes emerge como un agente atenuante del grave problema que el éxodo rural representa para la subsistencia de la zona.

Bulgaria y Rumanía se consolidan, en este sentido, como la principal fuente de nuevos residentes de la Cuenca Minera, hasta el punto de absorber el 57,84 por ciento del total de extranjeros asentados en la zona. Entre El Campillo (26), Minas de Riotinto (16), Nerva (16) y Zalamea la Real (5) se contabilizan 63 búlgaros. La población rumana (44), por su parte, se concentra en los términos zalameño (33) y, en menor medida, riotinteño (11). Un grupo de 36 personas oriundas del resto de países de la Unión Europea; 29 americanos, de los cuales 9 son colombianos (6 de ellos habitan en Zalamea la Real) y 6 africanos completan el censo de extranjeros de la zona, en blanco en los casos de Berrocal y La Granada de Riotinto.

Al margen de estos registros, la Cuenca Minera cuenta, durante los ocho o nueve meses de la campaña agrícola, con un contingente de jornaleras procedentes de Polonia empleadas, bajo la modalidad de contratación en origen, en las tareas de recolección de cítricos de la empresa Río Tinto Fruit. Este grupo, formado por unas 50 temporeras en 2005 y alrededor de 100 en 2006, asciende a 150 en la presente temporada. Una circunstancia que deriva en la convivencia y la participación en la vida cotidiana de la comarca de más de tres centenares de ciudadanos foráneos.

La trascendencia de la integración de extranjeros en los municipios mineros adquiere tal nivel en la lucha contra la despoblación que, en algunos casos, ha favorecido, de manera determinante, no sólo la paliación del éxodo, sino, incluso, algún esporádico incremento de los números del padrón de las localidades en las que este fenómeno tiene una mayor incidencia: El Campillo y Zalamea la Real, donde los inmigrantes representan el 1,8 y el 1,65 por ciento de la población de forma respectiva. Estos núcleos mineros vieron cómo el tránsito de 2004 a 2005 vino acompañado de un aumento ligero, pero excepcional, de sus habitantes. Los 2.293 campilleros con los que se clausuró el ejercicio 2004 eran 2.318 al cerrarse 2005, un 1,09 por ciento más. Y los 3.523 zalameños de 2004 eran 3.547, un 0,68 por ciento más, un año después. Una evolución positiva que se produce en el preciso instante en el que empieza a ser más patente la llegada de inmigrantes. Los 12 que residían en El Campillo pasaron a ser 23 y los 12 asentados en Zalamea la Real rozaban ya el medio centenar.