Emilio Perdigón asegura haberse sentido "cabeza de turco" durante más de cinco años, mientras los culpables "siguen en la calle" • La familia del matrimonio fallecido no descarta elevar un recurso al Tribunal Supremo.
"Llevo más de cinco años esperando esta noticia. Al fin ha llegado y se demuestra lo que yo siempre he mantenido, que me han utilizado de cabeza de turco". Emilio Perdigón no era capaz casi de articular palabras cuando conoció la noticia de que había sido absuelto por el incendio de Riotinto. Ha sufrido cinco años y medio y "al fin llegó la justicia".
Lo decía después de saber (por los medios de comunicación) que la Audiencia Provincial de Huelva lo ha absuelto, siendo el único acusado por incendio declarado el pasado 27 de julio de 2004 en Minas de Riotinto que asoló más de 35.000 hectáreas en las provincias de Huelva y Sevilla, y que causó la muerte de un matrimonio que se vio atrapado por las llamas cuando circulaban con su vehículo por la zona afectada.
En la sentencia se deja claro que no hay pruebas contra Perdigón porque de los testimonios y pruebas practicadas durante el juicio "no se obtiene un pleno convencimiento de la participación que en los hechos se le imputa al acusado, únicamente -se subraya- podemos establecer sospechas de esa participación, pero no plena certidumbre". La sentencia continúa, para no dejar lugar a dudas: "... al no poderse fijar como un hecho probado su participación, ... debemos necesariamente absolverlo de los delitos que se le imputan".
Y ante eso, Perdigón es claro: "Nunca he dudado en que la justicia acabaría dando este veredicto de inocente, ya que desde el principio he mantenido que yo no había hecho nada malo y -advierte- son otros los que estarán aún sin pagar por lo que hicieron, pero espero que ahora los busquen con la misma insistencia que han mostrado sobre mi".
Tanto la Fiscalía como las acusaciones imputaban a Perdigón un delito de incendio forestal con peligro para la vida y la integridad física de las personas, así como dos delitos de homicidio.
En declaraciones a Efe, el abogado de Emilio, Francisco Lagares, mostraba su satisfacción por el resultado del juicio indicando que "lo que desde el principio eran pruebas muy circunstanciales, en el juicio, con los testimonios, perdieron más fuerza".
Por su parte, Antonio Rubio, abogado de la acusación particular, respeta el contenido de la sentencia que considera bien argumentada ya que "realiza una evaluación bastante exhaustiva de las declaraciones de los testigos y de los peritos".
Rubio ha llamado la atención en un punto de la misma en la que la sala hace una consideración sobre la comparecencia de los guardias civiles que "acudieron al juicio sin el atestado en su poder y sin su actuación preparada, no aportando con contundencia datos y, por tanto, desvirtuando la veracidad de su atestado". Y ha precisado que no descarta elevar un recurso de casación al Tribunal Supremo (TS), aunque lo tiene que consensuar con la familia, con quien espera reunirse para determinar las actuaciones a seguir.
Perdigón también se acordó ayer de la familia de los fallecidos, a la que quiso pedir "disculpas", por si en alguna de sus declaraciones han entendido "otra cosa que no haya sido respeto para ellos, que -mantiene Perdigón- es lo único que he tenido durante estos años hacia ellos. Lo que más me duele -prosigue- es que todo esto se podía haber solucionado en un año y al final, han pasado cinco y los culpables siguen en la calle". Pero insistía: "Al final, se ha hecho justicia conmigo y las dudas, si las había, se han despejado".