“Soborno”, que suena como el nombre de una ciudad italiana pero que no lo es, es “presuntamente”, de donde parte el envío de residuos que han llegado a Nerva para ser tratados en la planta de Befesa. Según la RAE, Soborno, es la “acción de corromper a alguien con dádivas para conseguir de él algo” y también lo que está investigando un tribunal italiano al respecto de un Comisionado del Ministerio de Medio Ambiente italiano y el desarrollo de sus responsabilidades en las labores de descontaminación de una antigua zona industrial cercana a Milán.
Hace meses que, en Greenpeace, pusimos la mirada sobre el vertedero de Nerva y más concretamente a un traslado de residuos italianos. Olía raro, y, ahora, mucho peor. Estos residuos provenían precisamente de esas labores de limpieza de esa zona industrial cercana a Milán que había acumulado toneladas de residuos peligrosos en varios vertederos durante décadas.
Italia enfrentaba una multa europea de 400 millones de euros si no descontaminaba, con urgencia, la zona. Esa misma urgencia, ha propiciado que se busquen atajos para llevarla a cabo. El atajo que está investigando en este momento es el presunto pago de 700.000 euros a este Comisionado del Ministerio de Medio Ambiente italiano por “mirar hacia otro lado” cuando la empresa “presuntamente “cambiaba los códigos (que se llaman códigos CER) de los residuos y así reducir las exigencias legales de su tratamiento. Una acción que busca facilitar, acelerar y, sobre todo abaratar, la gestión de estos residuos. Truco fácil, beneficios grandes y rápidos. Pero, como decían en un diario italiano, “la lástima es que no puede hacerse”.
¿Es el vertedero de Befesa, en Nerva, parte de este plan de “atajo”?
Aún no lo sabemos. Es complicado el acceso a la información en Andalucía. Pero, tras meses de recopilar datos, detectamos que, curiosamente, aquí han llegado una parte importante de la fracción más peligrosa de los residuos.
Destino, vertedero de Nerva, objetivo, recibir un tratamiento, que por otro lado, Greenpeace sospecha (y de ello tiene evidencias) que nunca recibieron. Parece ser que la Junta de Andalucía (porque nos lo ha contado a Greenpeace la Comisión Europea, que no la Junta) abrió el 8 de junio una investigación para ver si esto es verdad. Resultado desconocido.
Pero existen más misterios sin resolver. Entre ellos, uno que tiene que ver también con cambios de códigos. Porque estos residuos se descargaron en el Puerto de Sevilla con un código CER pero entraron en el vertedero de Nerva con otro, el que, por otro lado, sí que figuraba en la autorización de la Junta de Andalucía. ¿Qué residuos tenemos aquí? ¿Por qué atajo han llegado? Y sobre todo, ¿aquí también las administraciones van a mirar hacia otro lado?
Sara del Río (Greenpeace España)