lunes, 26 de septiembre de 2011

El Rosario de la madrugada

Por Pastor

También llamado “El Rosario de por las calles”; ya en su momento dijimos su tiempo de fundación, en el que se señaló altar e imagen, por lo tanto no vamos a revertir sobre ello.

Hoy vamos a dar a conocer otros aspectos de él para público conocimiento de vecinos y foráneos.

Desde su fundación, El Rosario salía de la Iglesia Parroquial, (en otro momento contaremos cómo lo recordamos los que ya tenemos tres tercios de siglo) cantando los distintos misterios por las diferentes zonas del pueblo.

Así hasta mil setecientos diecinueve (1719) en el que el Presbítero Licenciado D. Juan Moreno de los Reyes, con el fin de darle más solemnidad y honra a la Santísima Virgen, decide fundar un Patronato para instaurar una misa inmediatamente que El Rosario se reintegraba a la Iglesia después de su recorrido por el pueblo.

¿Cuándo se incorpora la capilla musical a Él? No hay documentos… hasta ahora, que nos den luz sobre ello, pero viendo las fotos de miembros que compusieron las capillas musicales de Zalamea podemos deducir que los hombres se incorporarían al Rosario pronto, con sus canciones por la calle, como ronda a los vecinos antes de la misa.

De hecho las canciones que se cantan en la Iglesia son alusivas a los distintos misterios, y las de la calle están dedicadas a gloriar a la Santísima Virgen. Sería muy largo de exponer cómo se hacía en el siglo pasado que es de lo que si hay documentos y testimonios orales.

Repasando algunas coplas de los “papelotes” que hay en el archivo, propias de cantar en la calle, he encontrado una letra que leyéndola he recordado cosas muy bonitas, porque ocurrieron en día muy señalado para mi, me refiero al aniversario de la Virgen de los Dolores.

Voy a describir la “imagen”, y luego colocaré la copla. La Virgen, avanza, precedida por las distintas representaciones de las hermandades, que asistieron al acto, casi todas respetando los protocolos con sus varas y estandartes, desde la Cruz de Guía hasta las promesas. En el jardín los instrumentos están afinados y “templadas” las guitarras, el run run del gentío viéndola avanzar majestuosa y señora de su pueblo devoto y agradecido por los favores recibidos de Ella, en sus distintas advocaciones. Se va haciendo el silencio…. una lluvia de pétalos se desploma desde unas nubes imaginarias y una esquila comienza su monocorde sonido anunciando lo que tras esto vendría. Rasga el aire el grito agudo del violín, después de los compases acordes de las guitarras, anunciando que van a empezar los cantos más hermosos hacia la madre de Dios, comparables a los que escribiera Alfonso X, para honrar a María.

Aquella noche, como dije en su momento, habíamos adelantado a nuestros hermanos de Rio Tinto en los cantos a la Señora de El Rosario. Ellos también lo gozaron porque en esa magna procesión estaba una representación de aquellos que un día fueron hijos de Zalamea. La voz, saltó al aire fuerte y vigorosa de gargantas jóvenes, y algunas un poco menos, pero salió con el mismo énfasis para cantar a nuestra Madre, y mediadora junto a su Hijo en el Cielo. Las palmas echaban humo y los pétalos seguían cayendo de forma acompasada, meciéndose en el aire al ritmo de la música hasta depositarse lánguidamente en el cielo del paso de palio.
¿Os imagináis, por un momento, si la letra de una de las coplas que rasgó el aire hubiera sido la que ahora trascribo? (Lo hago literalmente)-

Trae del cuello pendiente la estola
La Virgen María del mayor dolor
Y de Plata grabada y unida
La Pasión y muerte de nuestro Señor
Todos a una voz
Todos a una voz
Te pedimos Dolorosa madre
Una buena muerte para ver a Dios.

Ahora cada uno vaya haciéndose su propia imagen, yo aun la tengo en la retina, sólo me falta la música.

Octubre del 2011, en Zalamea, el mes de El Rosario.