jueves, 19 de noviembre de 2009

Vamos a recordar

Por el otro señor su nieto y Pastor.

-. Hola ¿hace mucho que esperáis? Os veía desde lejos muy atareados charlando y me dije no se dan ni cuenta que llego, ¿qué se traerán entre manos?

-. Pues nada,… estábamos recordando cómo se han ido perdiendo los oficios en Zalamea. Ya no quedan casi ni carpinteros, exceptuando un par de ellos.

-. A mi me han dicho que había en Zalamea herreros, carpinteros, zapateros…, y que los niños entraban a trabajar cuando terminaban la escuela, y no se habían podido colocar en la Compañía.

-. Si…, es verdad y tu abuelo se acordará de muchos de estos oficios en los que se entraba aunque fuera para enderezar puntillas, porque en aquel tiempo no había la abundancia de ahora en los que si se tuerce una puntilla… ¡hala se tira y listo!, antes había que aprovecharlas enderezándolas.

-. Bueno yo hoy quería preguntar por algunas cosillas que me he enterado y…

-. Mira niño hoy vamos a dejar descansar a… bueno tu me entiendes…

-. Bueno… abuelo, lo que tu digas, ¿y usted qué dice?

-. A mí me da igual que me da lo mismo, pero decía el abuelo que como una vez dijiste que te gustaría conocer “cosas” de Zalamea, hoy habíamos pensado de hablar sobre aquellos oficios que se han ido, y labores que las mujeres también hacían en algunas casas, como coser, bordar… pero si tu estas interesado en hablar sobre el abandono de algunos lugares… pues…

-. ¡No!... es igual… eso puede esperar… porque sé que va a estar así mucho tiempo… ya habrá ocasión. Háblenme de esos oficios.

-. ¿Empiezas tú a contarle y yo te voy recordando o lo hacemos al revés?

-. Como quieras, yo le voy a contar sobre los zapateros… pero no de los que gobiernan, con uno tenemos bastante,… y luego sigues tu ¿vale?

-. Venga… cuenta.

-. Voy a comenzar por el Sr. tío Pepe “Fulía”. Recuerdo que tenía la zapatería en tu calle y trabajaba con él el padre del amigo Antonio “Fulía”. Espero que no se molesten los “nombrados”, pero en aquellas fechas lo que “corría” eran los motes. Recuerdo que los lunes no trabajaban porque tenían que ir a Valverde, en el tren, a comprar el material,… cuero, los cortes para hacer zapatos o botas, el cerote para dar a los cabos para coser, las cerdas que servían de agujas, puntillas, ojetes…. y tenían que echar el día allí, porque hasta por la tarde no había otro tren. A veces había algún niño enderezando puntillas, de aquellas “chiqueninas” que te dabas cada martillazo en los “deos” que no veas… Bueno sigue tú que tienes más memoria…

-. Está bien,… pues allá vamos… aunque creo que hoy sólo vamos a poder hablar de los zapateros. En la calle “ancha”, casi por los medios, estaba la zapatería del Sr. Antonio “El Mochuelo”. En la calle Ruiz Tatay la tenía mi abuelo Alfonso y el Sr. Eladio “El Mono”; frente al jardín, Alfredo “El Jesuito”, en cuya zapatería estuvo trabajando Landero; en la calle La Rosa tenía su banquilla un señor que se llamaría Ricardo, pero era conocido por “Ricardito”. Creo que también hacía labores de zapatería, además de encuadernador y músico, en la calle, hoy Olmos, el Sr. Telesforo, y en la calle D. Juan Diaz, en lo que hoy es tienda de chucherías tenía también banquilla el Sr. Jorge “Kirriki”, aunque la compaginaba con su trabajo en Rio Tinto. En la calle Cantarranas tuvo también banquilla, de forma esporádica, el Sr Domingo “El Gallego”, ya mas tarde y prácticamente para la familia tuvo banquilla mi tío Celso “El Conchinchino. Creo que no se me ha olvidado ninguno, si se me pasó alguno… el “disco duro no da para más, y eso que le he tenido que preguntar a mi amigo Juan José Márquez.

-. ¿Y cómo había tantos zapateros para un pueblo tan pequeño?

-. ¡Ay!... hijo… hoy se te rompe un zapato y lo “jondeais” a la basura. Entonces te ponían media suela, un “birón”, te recosían el cerco si se abría el zapato por los cosidos… en fin se le buscaban mil soluciones para que pudiera seguir sirviendo ese zapato que con tanto trabajo y esfuerzo se había comprado, y si alguno se podía desechar, no se tiraba, iba a un cajón que había en todas las casas, al que muchas veces había que recurrir o porque no había dinero para comprar otro, o tampoco se podía llevar a reparar por “el mismo mal”,… en fin hoy vamos a dejar aquí y ya hablaremos de otros oficios “en extinción”. Creo que actualmente sólo hay un zapatero en Zalamea… ¡Ahora somos ricos!

-. Ricos por los…….

Noviembre del 2009.