Catarsis, esa es la palabra que mejor define todos los carnavales. Limpieza general de la casa y del alma. ¿Y eso cómo es? El denominador común de todos los carnavales que en el mundo son y han sido, es la limpieza general y a fondo. Es la ocasión en que se revuelven todos los armarios y todos los rincones de la casa y se encuentra uno con su pasado.
Cuando los carnavales no se habían comercializado aún y convertido en espectáculo, lo que se hacía era disfrazarse con las ropas viejas propias o ajenas que uno encontraba en los baúles cuando emprendía la gran limpieza anual de la casa marcada por la cuaresma (para los romanos el mes de febrero es el de la limpieza; y los musulmanes también empiezan su Ramadán con la limpieza general).
Hoy nos podemos dedicar a los lujos y esplendores del carnaval.
Era obligado una vez al año, antes de la primavera, sacar todos los trastos viejos de casa, repellar los desconchones de las paredes, encalarlas por dentro y por fuera y dejarlo todo reluciente para cuando los dioses pasasen la solemne inspección en sus carrozas navales sobre las que danzaban los fieles en su presencia.
Por eso en unos carnavales las escobas y los barridos son grandes protagonistas, y es un honor y señal de buen augurio tener la escoba como pareja del baile.
En otros carnavales se da salida ritual a la rivalidad entre vecinos tirándose a la cabeza unos a otros los trastos que salen de la limpieza de las casas.
Esas rivalidades se han reconducido hacia la chirigota, los concursos y las grandes competiciones de cuadrillas, peñas y escuelas de samba.
En todos los carnavales se da jovialidad a la limpieza general poniéndose trapos que ya no se llevan, y se aprovecha para vivir unos días en unos hábitos que no son los propios y con unas caretas que no nos corresponden.
Pero los que en Zalamea viven más intensamente estos días son los más pequeños, la pasada semana, el carnaval en nuestro Colegio, San Vicente Mártir, comenzó para ellos, contentos, nerviosos y a la vez deseosos por lucir sus disfraces comenzaron a desfilar nuestros niños por las calles del pueblo. Profesores y madres acompañaron disfrazados a los infantes.
De princesas, leones, panteras, piratas, al cual más bonito y espectacular, llevaban orgullosos sus grandilocuentes disfraces. Carnaval es música, es color y fantasía. Carnaval también es historia y tradición. Un buen momento para que los niños salgan a la calle convertidos, a través de un disfraz, en el personaje que él siempre ha deseado ser, durante todo un día. Todos los niños desean divertirse, salir disfrazados, para bailar y participar de la fiesta más alegre de todo el año. No te lo pienses más... ¡manos a obra!