miércoles, 17 de febrero de 2010

Increíbles historias de El Villar. los Curas del siglo XIX en la aldea

Desde tiempo inmemorial hasta primeros del siglo XX, El Villar siempre tenía asignado un Cura Ecónomo, que además residía permanentemente en la Aldea. La Parroquia disponía de una casa Rectoral y Casa de la Fábrica que era donde se administraban las cuentas del Diezmo y varias propiedades de la Iglesia (Capellanías rusticas, Escuela, Ermita, ganado cabrío, colmenas, cereales etc.). En 1.836, con la Ley de Desamortización de Juan Álvarez Mendizábal, fueron enajenadas varias Capellanías que pertenecieron a Ordenes Religiosas (Jesuitas) y a la Parroquia de El Villar. La Escuela también propiedad de la Iglesia, pasó a manos del Ayuntamiento.

El Diezmo, que era una forma de recaudar impuestos para la Iglesia y la Monarquía, fue abolido en 1.837 por el Gobierno de Mendizábal, aunque a esta forma de recaudar le sustituyó el Concordato de 1.851, que estableció una donación obligatoria; al final resultó ser lo mismo. La economía de El Villar que era de autentica supervivencia, no podía soportar de ninguna forma aquel férreo control a que le tenían sometido los Curas Ecónomos, es por este motivo la mala relación que tenían los villarejos con los párrocos.- Entre los años 1.823 - 1.853 pasaron 9 Curan por la Aldea y todos terminaron de la misma forma; era un permanente clima de hostilidad.

Una noche que los muchachos cantaban las coplas de la quinta, en la puerta de la Taberna de los Barreras en 1.892, se presentó el Cura Don Miguel González tratando de disolver la reunión, en esos momentos se armó una gran discusión, y les ordenó de forma autoritaria que se marchasen a sus casas. El Cura prohibía los bailes de Carnaval, decía que eran irreverentes y contrarios a la Religión Católica.- En otra ocasión el Cura (Don Francisco Bernárdez Celpa 1.899) en discusiones con el vecindario los amenazó con navajas y revolver en mano.- Éste caso terminó en manos del Juzgado y pidió que no le juzgasen como Cura, sino como un particular.

El dominio y la autoridad del Cura en la Aldea era incuestionable, y la convivencia con el vecindario se convertía a veces en una guerra abierta. Se contaban muchas anécdotas, la mayoría de los Curas solo se preocupaban de cobrar el consabido impuesto, claramente se veía que no tenían vocación sacerdotal, la Iglesia estaba abandonada, e incluso algún Cura fue visto con mujeres púbicas en prostíbulos, ello creó un gran revuelo en la Aldea (1.899) y los vecinos bajo firmas le pidieron al Arzobispado de Sevilla su expulsión de la localidad.

En El Villar se vivía una religiosidad muy extraña.- Las imágenes de los Santos (las tallas) eran de dominio particular, y a la menor discusión con el Cura se las llevaban a su casa.- Todos los Curas tenían la misma tendencia, unirse a un grupo que le llamaban “El Bombo” (media docena de feligreses), a los demás los acosaban con la rigurosidad de los impuestos. Esta cuadrilla de aduladores lo hartaba de comer carne de gallo, chorizos, regalos de los frutos de las huertas y le reían las gracias.- Es decir, había un clan que dividía a la población y sus consecuencias a veces eran muy tensas. Por documentos existentes en mi poder, aseguro que en los años finales del siglo XIX y primeros del XX, las dueñas de la Iglesia eran Marina Castilla y Josefa Rabadán (e incluso no les hacían caso ni al Cura); jamás nadie en la Aldea tenía acceso a ninguna decisión salvo estas dos beatas.

Como consecuencia de estas malas relaciones, que a veces eran insostenibles, o los Aldeanos pedían la expulsión del Cura o éste solicitaba al Arzobispado un traslado urgente.- Se dio una vez un caso, que todo El Villar harto sin poder aguantar más, en pie de guerra armado con palos corrió detrás del Cura (Don Francisco Bernárdez Celpa 1.899), después que éste prendiese fuego al mobiliario en el corral de la Casa Rectoral.- Inmediatamente fue reemplazado.

VEAMOS ESTE VIEJO DOCUMENTO HALLADO EN MI PODER, EL CUAL TRANSCRIBO LITERALMENTE.

El Villar 14 de Febrero de 1.853
Emm. Sr Cardenal.

Don José Macías Párroco y Cura Ecónomo de la Parroquia de la Aldea del Villar Jurisdición de esta Villa de Zalamea la Real, a V. Em. con el debido respeto hace presente que en veinte y cuatro del mes que viene de Marzo que fui nombrado Cura Ecónomo de ésta Parroquia, hé sufrido tantos y tan grandes disgustos, y vejaciones, que muchas veces he deseado hacer desistimiento de esta obligación; pero siempre me ha disuadido el Sr Vicario de éste Partido, aconsejandome con su mucha prudencia, y como Ntro Vicario es aque he debido mi insistencia y que por su cautela merece ser servido; no he podido menos de hacceder a su modo de pensar y lo buenos consejos que me ha dado. Pero hace ya algunas semanas que ya cansado de impía me determiné hacer mi forma desistimiento, por que cito padeciendo mi honor y aun mi propia persona ide hallar cumplido con mi permanencia con la Aldea, y habiendo hablado con el Sr Vicario me dijo que tubiere paciencia y que del y ha a solicitara a V. Em. mi traslación a la Parroquia del Pozuelo, y que el Sr Cura ha sufrido también muchos disgustos de sus feligreses; consentí alo que el Sr Vicario me dijo, pero como esto no se ha confirmado, yo desde luego suplico a V. Em. me admita mi desistimiento de Cura de dicha Aldea del Villar, pues no me es posible seguir con esta Parroquia.

No me admita Sr Ecónomo, pues desde que falleció en esta Aldea el Cura Propio Don Domingo Gómez Rojo el año de veinte y tres (1.823) y que la muerte se atribuye a disgustos y desazones, desde aquel tiempo habido con esta mia nueve Curas , y ninguno agusto de los vecinos, y todos los Curas han sufrido insultos y desazones. Por tanto. Suplico a V. Em. haceda a mi solicitud, pues mis deseos son no seguir descarriandote Cura de almas cansado de disgustos y desazones.

Dios Ntro Sr guarde la vida de Vuestra Emm muchos años como desea su humilde subdito.

Zalamea la Real Parroquia de la Aldea del Villar
a 14 de Febrero de 1.853

Fdo. Ecónomo Sr. José Macías


Historias de El Villar
Huelva 2.009, Emilio Gómez Calvo.