Un año más, el esfuerzo y constancia de la Hermandad de Penitencia, junto con el apoyo de muchos vecinos, ha hecho posible que la Semana Santa siga viva en Zalamea, un pueblo con gran tradición en este tipo de festividades religiosas. La falta de costaleros y el elevado capital necesario para sacar a la calle una procesión del talante de Zalamea la Real son únicamente algunos de los obstáculos con los que tropieza año tras año la Hermandad de Penitencia de la localidad.
El Miércoles Santo comenzó la Semana Santa en Zalamea. Por sus calles emprendió su recorrido, a partir de las 20.00 horas, el paso de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Nuestra Señora de los Dolores, obras del imaginero zalameño Manuel Domínguez Rodríguez. Acompañados por la Banda de Cornetas y Tambores Virgen del Pilar de Villafranca de los Barros y la Banda de Música de Zalamea la Real , Don Justo Ruiz, comienzó a desfilar la carrera oficial que parte de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y San José recorriendo, hasta el anochecer, varias calles.
El Miércoles Santo comenzó la Semana Santa en Zalamea. Por sus calles emprendió su recorrido, a partir de las 20.00 horas, el paso de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Nuestra Señora de los Dolores, obras del imaginero zalameño Manuel Domínguez Rodríguez. Acompañados por la Banda de Cornetas y Tambores Virgen del Pilar de Villafranca de los Barros y la Banda de Música de Zalamea la Real , Don Justo Ruiz, comienzó a desfilar la carrera oficial que parte de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y San José recorriendo, hasta el anochecer, varias calles.
La imagen del Señor Cautivo, dirigida por su capataz Javier Lancha Vázquez, caminó vestido de blanco, con las manos atadas. Detrás, destrozada por el dolor, le acompañó su madre, bajo palio, vestida con saya de oro, manto blanco y toca dorada. Este año el paso de la Virgen en vez de ser cargado a hombros, como ocurría años atrás, está acondicionado para que los costaleros puedan ir debajo y puedan cargarlo entre más personas.
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