Es difícil hablar de política en un entorno donde amigos, conocidos y algunos familiares forman parte y comparten pensamiento con la oposición. Nos es difícil en sí por la conversación, sino por la situación de tensión que se crea…
Me encantaría que dichas tertulias fueran enriquecedoras y nos llevarán a mejorar nuestro municipio, pero normalmente suele ocurrir que aquellos promotores del cambio y la mala ejecución del equipo de gobierno actual, son curiosamente aquellos tertulianos que menos se involucran en los proyectos sociales y como se diría en el argot taurino… “ven los toros desde la barrera”.
Por este y algunos motivos más, en estos últimos años, evito cualquier tipo de conversación con esos detonantes porque se convierten en una discusión sin final donde lo único que se saca es el amargor de una cerveza o café...
Si además le unimos el agravante de las circunstancias en las que a uno le ha tocado vivir y convivir desde bien pequeño, sin desearlo y obligado a cargar de por vida con las “etiquetas” que la sociedad me ha ido asignado y teniendo que asumir el roll de resignación precedido a cada vez que se pretende conseguir alcanzar algún objetivo, por pequeño o grande que sea, sin valorar el tiempo y esfuerzo dedicado hasta llegar a él, siempre para el resto de la sociedad desconocedora e incluso conocedora de la situación, se encuentra detrás de ese proceso la sombra alargada y lustrosa de unos familiares o situación partidista que te ayudan a lograrlo sin tener merecimiento… Justo en ese momento, lo único que deseas de alguna manera y modo es permanecer en el anonimato. Muchos apelan a la envidia, otros a la oposición y algunos pocos al mero hecho de querer sacar lo peor de uno.
Ahora que se acercan elecciones y que ellos forman parte de ellas, de nuevo empiezan a aparecer sus nombres en prensa local… y que fácil es vituperar y criticar una forma de vida sin ánimo de lucro, un trabajo de especial dedicación donde todo su tiempo está enfocado a crear un pueblo grande y reconocido, y sabiendo a ciencia cierta, que hagan lo que hagan… siempre tendrán su rinconcito en algún medio de comunicación encargados de tirar por tierra o menospreciar su labor llegando al agravio, injuria u ofensa en algunos de los casos.
Soy sabedor de que mi pensamiento lo comparten otros familiares cercanos y que en más de una ocasión en nuestras reuniones hemos intentado convencer a “nuestros políticos” que se apartaran de tal labor, que cesaran en el esfuerzo e intento y que tan solo se dedicaran a su familias e hijos.
Como bien sabéis, tengo la fortuna de vivir en una familia que se encuentra formando parte principal de alguna de las múltiples asociaciones del pueblo. Si ya no fuera poco estar en el candelero político, también ellos se involucran y creen en nuevos proyectos con una finalidad social y todo ello, a pesar de que algunos opinen lo contrario, sin ánimo de lucro.
Ellos reconocen que sería mucho más sencillo quedarse en casa y disfrutar de su familia y su tiempo de ocio, pero tienen un ferviente deseo de trabajar por y para la sociedad zalameña. Como les comento, no tienen necesidad alguna de realizar esas labores, y estoy convencido de que incluso algunos, a pesar del tiempo que llevan y la dedicación que emplean, quisieran que desaparecieran de los organismos cofrades y deportivos por nombrar algunos.
Yo soy de los que piensa que nuestro pueblo tiene lo que se merece. Nuestra idiosincrasia es conformista. Y me alegro, según ellos, de estar totalmente en un pensamiento erróneo y equivocado. Ellos creen en una ciudadanía luchadora, amante de unas raíces y de una forma de vida que incluye las relaciones personales, la hospitalidad y la manera en la que refleja fundamentalmente las actitudes y valores de las costumbres y vida cotidiana. Están convencidos de que Zalamea la Real siempre puede ser más de lo que actualmente es y a pesar de los posibles problemas, ellos nunca suspenderán cualquier impulso que les conlleve a la construcción de una localidad con mejores servicios, infraestructuras y equipamientos.
Sinceramente, estoy deseando que alguien los reemplace. Que alguna persona venga con la fuerza e ilusión necesaria para afrontar el puesto que ellos otorgan. Que ostenten ese valor indispensable para creer en una sociedad y labor donde su único objetivo sea obligatoriamente satisfacer las necesidades de una población. Ojalá ese día llegue pronto, donde mi gente pueda descansar y observar como otros hacen grande aquello por lo que tanto lucharon y tantísimo tiempo le dedicaron. Estoy totalmente seguro que esa sería la mayor recompensa que pudieran obtener después de tantos años al servicio de una sociedad. Pero hasta que llegue ese momento habrá que esperar.
Nuevas tendencias y rejuvenecedoras se acercan a los altos cargos políticos y sueñan con poder gobernar un pueblo que supuestamente implora la necesidad de un cambio. En cierto modo, la idea es atractiva e interesante pero carece de peso debido a la inexperiencia política que acarrea, ya que el cambio con ellos seria visible… pero, ¿tangible?
La otra parte tan curiosa y actualmente deseosa de trabajar por el pueblo se limita a intentar crear vínculos para posibles coaliciones que denotan la poca fe que muestran en su proyecto presente. Un pueblo se hace grande con un gran gobierno, pero sin lugar a dudas con una mejor oposición, y esto último por desgracia para todos, lo hemos padecido en esta última legislatura.
Así que a pesar de mis pensamientos, y mi deseo por permanecer en una situación de tranquilidad y anonimato… y hasta que me demuestren lo contrario, irremediablemente sigo creyendo en mi gente. Sigo creyendo en unas personas que fuera a parte de la distinción política trabajan y viven para su pueblo de forma inapelable y en definitiva para cada uno de sus vecinos. Tengo fe ciega en un proyecto consolidado que tiene que mantenerse, que todos sabemos que dependen de muchos factores, y hay muchas variables que pueden ocasionar que no se consigan los mejores resultados, pero estoy plenamente convencido de que mi gente, tienen todos los mimbres necesarios para que esto pueda seguir funcionando.
El cambio en tu vida se refleja si te liberas de comportamientos anormales y empiezas a creer inexcusablemente en uno mismo: en tus principios, en tu trabajo… Se necesita ser atrevido, valiente y pensar en el futuro de tus hijos, de nuestro pueblo y de toda nuestra descendencia. Creer en una buena visión del futuro y una posición firme y democrática.
Tengo que recordar que lo peligroso no es cometer errores, lo grave es tenerlo por falta de osadía. Para que este cambio siga hacia delante, tienes que seguir creyendo en ti, por encima de la crisis por la que atravesamos y creer en la inmensa energía que guardas en tu corazón para amar y servir, curar y unir. Tienes que creer en tus conocimientos, y en la capacidad de recordar, pensar y proyectar.
En fin, la bajeza de unos pocos, no os impedirá apreciar todo lo noble, bueno, y correcto del significado de la política en todo el sentido de la palabra, la cual es proporcionar bienes y servicios a la comunidad necesitada.
Sin lugar a dudas, yo creo en este movimiento democrático, en el cual el objetivo principal es sembrar esperanza para que los niños sonrían nuevamente, los ancianos tengan la protección debida, los discapacitados se les tenga en cuenta tal como lo manda nuestra constitución, las etnias sean tratadas con respeto y consideración y los jóvenes y adultos mantengan vivo su entusiasmo.
Me encantaría que dichas tertulias fueran enriquecedoras y nos llevarán a mejorar nuestro municipio, pero normalmente suele ocurrir que aquellos promotores del cambio y la mala ejecución del equipo de gobierno actual, son curiosamente aquellos tertulianos que menos se involucran en los proyectos sociales y como se diría en el argot taurino… “ven los toros desde la barrera”.
Por este y algunos motivos más, en estos últimos años, evito cualquier tipo de conversación con esos detonantes porque se convierten en una discusión sin final donde lo único que se saca es el amargor de una cerveza o café...
Si además le unimos el agravante de las circunstancias en las que a uno le ha tocado vivir y convivir desde bien pequeño, sin desearlo y obligado a cargar de por vida con las “etiquetas” que la sociedad me ha ido asignado y teniendo que asumir el roll de resignación precedido a cada vez que se pretende conseguir alcanzar algún objetivo, por pequeño o grande que sea, sin valorar el tiempo y esfuerzo dedicado hasta llegar a él, siempre para el resto de la sociedad desconocedora e incluso conocedora de la situación, se encuentra detrás de ese proceso la sombra alargada y lustrosa de unos familiares o situación partidista que te ayudan a lograrlo sin tener merecimiento… Justo en ese momento, lo único que deseas de alguna manera y modo es permanecer en el anonimato. Muchos apelan a la envidia, otros a la oposición y algunos pocos al mero hecho de querer sacar lo peor de uno.
Ahora que se acercan elecciones y que ellos forman parte de ellas, de nuevo empiezan a aparecer sus nombres en prensa local… y que fácil es vituperar y criticar una forma de vida sin ánimo de lucro, un trabajo de especial dedicación donde todo su tiempo está enfocado a crear un pueblo grande y reconocido, y sabiendo a ciencia cierta, que hagan lo que hagan… siempre tendrán su rinconcito en algún medio de comunicación encargados de tirar por tierra o menospreciar su labor llegando al agravio, injuria u ofensa en algunos de los casos.
Soy sabedor de que mi pensamiento lo comparten otros familiares cercanos y que en más de una ocasión en nuestras reuniones hemos intentado convencer a “nuestros políticos” que se apartaran de tal labor, que cesaran en el esfuerzo e intento y que tan solo se dedicaran a su familias e hijos.
Como bien sabéis, tengo la fortuna de vivir en una familia que se encuentra formando parte principal de alguna de las múltiples asociaciones del pueblo. Si ya no fuera poco estar en el candelero político, también ellos se involucran y creen en nuevos proyectos con una finalidad social y todo ello, a pesar de que algunos opinen lo contrario, sin ánimo de lucro.
Ellos reconocen que sería mucho más sencillo quedarse en casa y disfrutar de su familia y su tiempo de ocio, pero tienen un ferviente deseo de trabajar por y para la sociedad zalameña. Como les comento, no tienen necesidad alguna de realizar esas labores, y estoy convencido de que incluso algunos, a pesar del tiempo que llevan y la dedicación que emplean, quisieran que desaparecieran de los organismos cofrades y deportivos por nombrar algunos.
Yo soy de los que piensa que nuestro pueblo tiene lo que se merece. Nuestra idiosincrasia es conformista. Y me alegro, según ellos, de estar totalmente en un pensamiento erróneo y equivocado. Ellos creen en una ciudadanía luchadora, amante de unas raíces y de una forma de vida que incluye las relaciones personales, la hospitalidad y la manera en la que refleja fundamentalmente las actitudes y valores de las costumbres y vida cotidiana. Están convencidos de que Zalamea la Real siempre puede ser más de lo que actualmente es y a pesar de los posibles problemas, ellos nunca suspenderán cualquier impulso que les conlleve a la construcción de una localidad con mejores servicios, infraestructuras y equipamientos.
Sinceramente, estoy deseando que alguien los reemplace. Que alguna persona venga con la fuerza e ilusión necesaria para afrontar el puesto que ellos otorgan. Que ostenten ese valor indispensable para creer en una sociedad y labor donde su único objetivo sea obligatoriamente satisfacer las necesidades de una población. Ojalá ese día llegue pronto, donde mi gente pueda descansar y observar como otros hacen grande aquello por lo que tanto lucharon y tantísimo tiempo le dedicaron. Estoy totalmente seguro que esa sería la mayor recompensa que pudieran obtener después de tantos años al servicio de una sociedad. Pero hasta que llegue ese momento habrá que esperar.
Nuevas tendencias y rejuvenecedoras se acercan a los altos cargos políticos y sueñan con poder gobernar un pueblo que supuestamente implora la necesidad de un cambio. En cierto modo, la idea es atractiva e interesante pero carece de peso debido a la inexperiencia política que acarrea, ya que el cambio con ellos seria visible… pero, ¿tangible?
La otra parte tan curiosa y actualmente deseosa de trabajar por el pueblo se limita a intentar crear vínculos para posibles coaliciones que denotan la poca fe que muestran en su proyecto presente. Un pueblo se hace grande con un gran gobierno, pero sin lugar a dudas con una mejor oposición, y esto último por desgracia para todos, lo hemos padecido en esta última legislatura.
Así que a pesar de mis pensamientos, y mi deseo por permanecer en una situación de tranquilidad y anonimato… y hasta que me demuestren lo contrario, irremediablemente sigo creyendo en mi gente. Sigo creyendo en unas personas que fuera a parte de la distinción política trabajan y viven para su pueblo de forma inapelable y en definitiva para cada uno de sus vecinos. Tengo fe ciega en un proyecto consolidado que tiene que mantenerse, que todos sabemos que dependen de muchos factores, y hay muchas variables que pueden ocasionar que no se consigan los mejores resultados, pero estoy plenamente convencido de que mi gente, tienen todos los mimbres necesarios para que esto pueda seguir funcionando.
El cambio en tu vida se refleja si te liberas de comportamientos anormales y empiezas a creer inexcusablemente en uno mismo: en tus principios, en tu trabajo… Se necesita ser atrevido, valiente y pensar en el futuro de tus hijos, de nuestro pueblo y de toda nuestra descendencia. Creer en una buena visión del futuro y una posición firme y democrática.
Tengo que recordar que lo peligroso no es cometer errores, lo grave es tenerlo por falta de osadía. Para que este cambio siga hacia delante, tienes que seguir creyendo en ti, por encima de la crisis por la que atravesamos y creer en la inmensa energía que guardas en tu corazón para amar y servir, curar y unir. Tienes que creer en tus conocimientos, y en la capacidad de recordar, pensar y proyectar.
En fin, la bajeza de unos pocos, no os impedirá apreciar todo lo noble, bueno, y correcto del significado de la política en todo el sentido de la palabra, la cual es proporcionar bienes y servicios a la comunidad necesitada.
Sin lugar a dudas, yo creo en este movimiento democrático, en el cual el objetivo principal es sembrar esperanza para que los niños sonrían nuevamente, los ancianos tengan la protección debida, los discapacitados se les tenga en cuenta tal como lo manda nuestra constitución, las etnias sean tratadas con respeto y consideración y los jóvenes y adultos mantengan vivo su entusiasmo.
Juan Manuel Moriña Zarza, Abril 2011