viernes, 27 de febrero de 2015

Apuntes Cofrades…


Inauguramos este viernes 27 de febrero, la sección “Apuntes Cofrades” para acercar el sentir de personas implicadas en la Semana Santa zalameña y artículos relacionados con los cultos y trabajos previos a la celebración. En el artículo de hoy contamos con la colaboración de Pedro Borrallo Romero, un zalameño muy ligado al mundo cofrade local y que actualmente dirije como capataz el paso del El Santísimo Cristo de la Sangre.

Vivencias de un capataz: Pedro Borrallo Romero...

En primer lugar quiero agradecer a Zalamea… La Otra Mirada y especialmente a mi amigo Alfonso, por brindarme la oportunidad de poder expresar mis vivencias y arraigos cofrades. Gracias de corazón.


Todo empezó un día de primavera cuando cambié de domicilio y pasé a vivir en la calle San Vicente, allí tuve la suerte de conocer a mi hoy, gran amigo Juan Bautista Llanes Sabido, el cual me introdujo en el mundo cofrade. Mi andadura por la Hermandad empieza desde abajo, “lo menos vistoso”; montajes de pasos, montaje de candelería, limpieza de faroles, etc. en resumen, todo lo que con lleva el trabajo de una Hermandad.

Siempre soñé con poder cargar un paso en la Semana Santa y poder disfrutar, de esa manera, del trabajo realizado de todo un año. Un buen año, entre otros muchos, la Hermandad decidió cambiar la forma de cargar los pasos y fue de esa manera como se formó la primera cuadrilla de costaleros, de la cual tuve el gusto y el honor de ser partícipe. Esto fue un gran empuje y motivación para fomentar mi ilusión de ser capataz algún día.

Como se suele decir, “… el hábito hace al monje” o “… antes de ser cura hay que ser fraile ”, antes de capataz he sido costalero y sé que para ser buen capataz hay que pasar por el palo y saber las vivencias que se pasan tanto buenas como malas. Fomentar el buen ambiente, el compañerismo y educarnos todos (me incluyo) para ser mejor persona, creo que debe ser uno de los principios de cualquier capataz.

Mi andadura como capataz empieza un buen día en el que tuve la suerte de que la Junta de Gobierno de la época me ofreciese mi primer martillo, éste no iba a ser para el actual Cristo que guío, sino para otra imagen que no pasa desapercibida ni deja indiferente a nadie… hablo de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Coger las riendas de este Cristo fue un privilegio para mí… poder pasearlo por el empedrado zalameño fue un día inolvidable para mí. Toda mi familia vio cómo mi gran ilusión se cumplía. Aún tengo en mi memoria los primeros pasos de mi cuadrilla, los nervios, el olor a cera quemada, el olor y niebla incandescente del incienso, las palabras de aliento a mis costaleros y la ayuda de todos los que allí se encontraban.

Al cabo del tiempo todavía escucho la primera salida del Cristo siendo yo el capataz, el primer racheo de pies y lo más importante: el privilegio de tener bajo mi mano y mando los más apreciado para una Hermandad, una de sus imágenes. También quiero hacer mención a algo muy especial, o incluso a lo más importante para el desfile procesional, los costaleros. Gracias a ellos, cada año esto es posible y mi sueño se ha podido hacer realidad. Para las persona que van debajo del paso, soy sus pies, sus ojos y sobre todo, la persona en la que ellos confían para alentarlos en los momentos de flaqueza.

Al cabo del tiempo y tras muchos años, tengo el orgullo de llevar a unas de las imagen más importantes de nuestra Semana Santa El Santísimo Cristo de la Sangre, que en la ‘Madrugá’ del viernes Santo, concretamente a las 2:00 el pórtico de nuestro templo abre sus puertas y el silencio sepulcral, invade nuestras calle con las tenues luces que hacen sentir más el misterio de nuestra Madrugá, acompañado de música de capilla o pitos fúnebres.

Es un momento impresionante, impactante, atronador, indescriptible…el olor a incienso es un olor especial, que sólo esa noche se da, y sobre toda el racheo de las zapatillas de los costaleros en el silencio de la noche.

Éstas son mis vivencias como costalero y capataz. Quiero por último dedicar mis palabras a un grupo de costaleros y sobre todo a un grupo de amigos que me ayudan mucho. Tengo el gran privilegio de tenerlos como una gran familia, gracias a todos por estos años que llevo con mucho orgullo siendo vuestro guía.

Gracias cuadrilla.

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