lunes, 1 de mayo de 2006

Destino preferente

El tren con destino Preferente hacía ayer su última parada en el albero del Manuel Perea Anta. Minuciosamente preparado para la ocasión, el rectángulo de juego zalameño, recibió a todos los actores que iban a representar el acto futbolístico. Sol, jugadores y el extra más importante: la afición. El jugador número 12, que se había hecho de rogar en el desarrollo de toda la temporada, apareció en la escena balompédica, dotando a la ocasión del ambiente épico que caracteriza a estos momentos especiales. Se respiraba optimismo en el campo y la situación no era fácil. El Zalamea tenía que representar un único papel. El de la victoria. No cabía incertidumbres de ningún tipo.

En frente, un rival directo por la permanencia. El Castillejo, que con la victoria zalameña, cogería el camino hacia la Primera Regional. Bastaba que los resultados de los otros equipos implicados en el descenso se mostraran benévolos. Desde la tierra de Vázquez Díaz, la situación no parecía muy optimista. El Nerva, en casa y ante un equipo que no se jugaba nada en el envite, ofrecía pocas garantías de que el resultado, favoreciera a los pupilos de Chico. En poco tiempo esta opción, quedó descartada. Tal como se preveía, el club minero enterró esta posibilidad a base de goles. Las miradas se dirigieron entonces al feudo olontense, donde el Tharsis, implicado en el ascenso, podía dotar al equipo zalameño de esperanzas de permanencia. Y con todos estos requisitos indirectos, comenzó el partido en Zalamea.

Una muy animada afición, recibió al cuadro rojiverde, con acordes taurinos, que hacía presagiar cual iba a ser el destino de la escuadra visitante. En las gradas, la reunión de La Polémica completada por varios grupos de amigos se encargaba de dotar de originalidad al lienzo futbolístico. Diego con la trompeta, guiaba a los aficionados, inculcando aires de fiesta a esta cita. Improvisadas sombrillas, protegían las pieles de los más previsores, todavía vírgenes de sol. Y ante esta escena playera, saltó al terreno de juego el equipo local. La algarabía reinante dio entonces pasó al silencio más respetuoso. Durante un minuto el público asistente homenajeó la figura de Carmen.

Vuelta al sonido y aplausos posteriores al silencio. David del Toro, desde el centro del campo procedió a la apertura de la gesta. En los primeros minutos de juego, el balón se convirtió en un objeto sin propietario en el Manuel Perea Anta. De un lado a otro del albero, el esférico oscilaba sin templaza. Juego aéreo, patadón y rechazes por todos lados. Cuando el Zalamea se iba asentando en el terreno de juego, llegó la anécdota de la jornada. El árbitro del encuentro, se plegó sobre sí y realizando una serie de aspavientos, denotó que no se encontraba bien, abandonando el terreno de juego. Tras un tiempo de incertidumbre, donde planeaba la posibilidad de suspensión, el colegiado,tras varios minutos tumbado en la banda del campo, se sintió restablecido y procedió a la reanudación del partido. Vicente y David ya en pleno dominio zalameño, luchaban con los zagueros visitantes. El juego era rudo, sin ocasiones, aunque se intuía que tanto juego en la zona del Castillejo, generaría alguna ocasión de gol. Y de esta forma llegó una falta al borde del área. Juanma, haciéndose cargo del balón, impuso sus muchos años de experiencia, y dibujando una parábola por encima de la barrera visitante, alojó el esférico en las mallas del cuadro oponente. El portero, siguiendo al balón con la mirada, homenajeó de esta forma a las esculturas helénicas. La afición estalló en una ovación. El Zalamea ya cumplía uno de los requisitos para la salvación. No era momento de despistarse, no obstante. Un gol del cuadro visitante podría devolver al equipo zalameño a la cruda realidad del descenso. En estos momentos la tecnología cobró protagonismo en el Manuel Perea Anta. El juego de móviles se hizo presente en en las proximidades del banquillo local. Buenas noticias llegaban de Gibraleón: El Tharsis anotaba un gol, haciendo del Zalamea provisionalmente, equipo de Preferente un año más. Sin embargo, todavía quedaba mucho tiempo de juego en tierras olontenses. Dominio zalameño, pero sin claras ocasiones del gol, llevaron al partido al descanso. El Castillejo no se había hecho acreedor del puesto superior en la clasificación que ocupaba.

La segunda parte, se reanudó con la misma tónica; dominio zalameño, pero sin ocasiones claras. Juego voluntarosioso y control del encuentro, ante la seguridad que le daba el marcador. Con esta situación, se repitió una jugada en las inmediaciones del área visitante, en la que un atacante zalameño era derribado por un jugador rojiverde. En esta ocasión, Hugo se convirtió en el encargado de lanzar la infracción. Una nueva lección de geometría, era impartida en el terreno de juego y Hugo, emulando a Juanma, superó la barrera visitante con otra bella parábola ante de nuevo otra mirada del cancerbero del Castillejo, obstinado en rendir homenaje a todas las estatuas habidas y por haber. La alegría estalló en el campo local. Se veía cumplido con creces el requisito que el Zalamea tenía que firmar . La expulsión de un jugador del Castillejo, dio si cabe más consistencia al rendimiento de los jugadores zalameños, que empezaron a poner en práctica mejores ocasiones de gol, ante los espacios de la defensa visitante. En una de estas jugadas, el balón llegó a Carlos, que no tuvo consideración del portero suplente, fusilándolo a placer y consiguiendo con ello, el tercer tanto local. La atención se dirigió entonces a Gibraleón. Los móviles sonaban e iban comentando a parte de la directiva y a Chico el resultado del partido. La lucha por la permanencia, había alentado el juego del equipo olontenese, consiguiendo que en su esfuerzo, el Olont hubiera conseguido empatar el partido. Con este resultado el Zalamea seguía siendo equipo de Preferente, pero cualquier nuevo gol del equipo de Gibraleón, hubiera echado por tierra, las aspiraciones del equipo zalameño de continuar por segundo año consecutivo en la Preferente onubense. Pitido final en el Manuel Perea Anta y victoria del equipo zalameño. Los aficionados vitorean a los jugadores y saltan al terreno de juego. La incertidumbre reina en el ambiente. El partido en Gibraléon, aún no ha concluido. No obstante los jugadores de forma serena se felicitan por el papel desempeñado en esta temporada de altibajos. Desde el corner del bar aparece Pascual, que con un claro movimiento de manos, señala que el partido de Gibraléon ha concluido. La euforia salta entre los jugadores y afición zalameña. Saltos, volteretas, duchas improvisadas con la garrafa de agua. Chico, como marca la tradición es regado bajo las duchas de los vestuarios del Manuel Perea Anta. Una sensación de tranquilidad invade al entrenador local, que anima a sus jugadores a festejar el importante resultado como se lo merecen.

Y después más. Una caravana de coches, surca las calles zalameñas. Zalamea se entera de esta nueva gesta del equipo local . Festejos y más festejos. El Pilar de las Fuentes, se convierte en destino de este grupo de jugadores y zalameños, donde los más lanzados optaron por darse un chapuzón.

El Zalamea seguirá un año más en la Preferente de Huelva. Un triple empate en la zona baja de la clasificación, da la categoría al equipo zalameño, debido a los resultados positivos logrados por nuestro equipo en los enfrentamientos directos. Felicidades..

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