domingo, 7 de mayo de 2006

Día de la madre

Como hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad, como diría D. Hilarión, y hasta vamos a tener una ley de la Defensa del Simio, -como si ya no existiera la Ley de Protección de Animales, que dicho sea de paso es una algo que nadie cumple, ni la hacen cumplir, como no seas un mono, hoy, o un lince, coño ya salió El Lince a relucir-, hace unos años las grandes superficies, como se les dice ahora, ya que antes eran “Grandes Almacenes” , se decidieron a cambiar la fiesta del Día de La Madre, que siempre se celebró el 08 de diciembre coincidiendo con la fiesta de la Inmaculada, al primer domingo de mayo. ¿A quién culpamos? ¿A la iglesia que no ha querido luchar por conservar este día como ocurre con el Día de la Ascensión, entre los zalameños Día de Las Flores? ¿O a intereses económicos de las grandes superficies?, -queda bien lo de grandes superficies, a que sí-, para engancharlo por ejemplo con el día del Trabajo,-antes día de San José Obrero, - en Sevilla hay una barriada con ese nombre y no ha pasado nada, ¿tendremos algún día, y valga la redundancia, Día del Parado? Joder, hay que ver en lo que me estoy metiendo, tan solo para que se me note que soy un inconformista trasnochado. Pero bueno a lo que íbamos.
Los que como yo peinan canas o alisan calvas recordarán que es cierto lo que digo, y sin ir más lejos en el tiempo los “¿treintañeros?” , bueno “cuarentones” recordarán también que es así lo que escribo, y no me digáis que no porque en la escuela hacíamos, ustedes en las bancas y yo en la mesa, ese día como Lecciones Conmemorativas, ¿a que sí? y para que sirva de garantía de que estoy diciendo la verdad- no como algunos que mienten hasta leyendo el periódico- ahí inserto la lección ocasional correspondiente de la enciclopedia, que se titulaba Enciclopedia - Intuitiva-Sintética-Practica- Grado Profesional. Este texto es del 1957.
No me resisto a escribir el soneto que ilustra la segunda página de este libro de E. Pompa que dice así.
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Trabaja, joven; sin cesar trabaja
La frente honrada que en sudor se moja,
Jamás ante otra frente se sonroja,
Ni se rinde servil a quien la ultraja.

Tarde la nieve de los años cuaja
Sobre quien lejos la indolencia arroja,
Su cuerpo al roble, por lo fuerte, enoja,
Su alma del mundo al lodazal no baja.

El pan que da el trabajo es más sabroso
Que la escondida miel que con empeño
Liba la abeja en el rosal frondoso.

Si comes ese pan, serás tu dueño,
Más si del ocio ruedas al abismo,
Todo serlo podrás, menos tú mismo.

Pástor, desde mi, y vuestra, Zalamea.