Para que todos nuestros lectores puedan hacerse una idea del acto de presentación del cartel de la Semana Santa 2006, transcribimos las palabras que anoche pronució José Manuel Vázquez Lazo como presentador del acto.
"En esta noche, la Hermandad de Penitencia de Zalamea la Real, y yo, asumiendo el honor de actuar como presentador de este acto, tenemos el placer de dar entrada, a la galería de autores e imágenes de nuestra Semana Mayor, a uno de los creadores más destacados de nuestra localidad: Don Francisco Javier Agudo Ruiz.
La amistad que tengo orgullo de compartir con el autor de nuestro Cartel, labrada de forma colateral a lo largo de los años, sería el mejor punto de partida de este pequeño esbozo de su persona, aunque ello me llevaría a desbordar en elogios y buenas palabras este texto que ahora les leo. Todos conocemos a este hombre que hoy nos reúne aquí, a través de su compromiso y su trabajo en favor del prójimo, de su sabia conversación y su complaciente compañía, de sus empeños y sus sueños, de su amistad y su afecto, y, por supuesto, de su fotografía y su creación artística. Es por ello que estimo oportuno, y dado el carácter de brevedad que deseo otorgar a este acto, puesto que no son mis palabras las protagonistas, sino su anuncio, indicarles que no les haré sufrir con mi oratoria mucho tiempo más.
La amistad que tengo orgullo de compartir con el autor de nuestro Cartel, labrada de forma colateral a lo largo de los años, sería el mejor punto de partida de este pequeño esbozo de su persona, aunque ello me llevaría a desbordar en elogios y buenas palabras este texto que ahora les leo. Todos conocemos a este hombre que hoy nos reúne aquí, a través de su compromiso y su trabajo en favor del prójimo, de su sabia conversación y su complaciente compañía, de sus empeños y sus sueños, de su amistad y su afecto, y, por supuesto, de su fotografía y su creación artística. Es por ello que estimo oportuno, y dado el carácter de brevedad que deseo otorgar a este acto, puesto que no son mis palabras las protagonistas, sino su anuncio, indicarles que no les haré sufrir con mi oratoria mucho tiempo más.
Don Francisco Javier Agudo Ruiz ha hecho de la unión entre fotografía y Semana Santa uno de los aspectos más relevantes de su etapa creativa. Dos de sus pasiones al servicio de todos nosotros, incluyen en nuestro álbum documental, entre otras muchas producciones sobre este pueblo, un doble trabajo del que todos seguimos disfrutando en casa. Para el recuerdo, nuestro amigo Francisco Javier Agudo, trabajó aportando su fotografía, junto a otros eminentes compañeros de afición de nuestra localidad, en el audiovisual Zalamea, un año cualquiera, que produjo la Asociación Cistus Jara a principios de la década de los 90, y que hizo acercar algo más, si cabe, la Semana Santa a nuestras casas. Junto a este proyecto, quizá otro más ambicioso, más cercano en el tiempo, y de celosa elaboración por la productora “Tresclavos”, del que todos guardamos un grato recuerdo por su incuestionable calidad artística y su extraordinaria puesta en escena. Me refiero, como todos pueden imaginar, al magnífico reportaje audiovisual La Semana Santa que soñé, que desde el año 2004 cubre los deseos y las ansías de todos los amantes del mundo cofrade zalameño. Ahora, Francisco Javier Agudo culmina esta magna tríada de elementos artísticos de nuestra Semana Santa, a través de su aportación fotográfica a la cartelería anunciadora de esta peculiar celebración. Exenta de cualquier tipo de duda en cuanto a calidad se refiere, la fotografía ganadora en el XIII concurso convocado por la Hermandad de Penitencia, con el tema “Semana Santa en Zalamea”, se la traemos hoy aquí convertida en anuncio.
“Suspiro de una Madre” es el título asignado por Francisco Javier Agudo a su creación fotográfica. Un lamento extremo, fruto de la naturaleza humana que solo las madres pueden mostrar, ante la irracional muerte de su hijo a manos de la injusticia de los hombres. La última exhalación de dolor ante un patíbulo ya vacío, tras el descendimiento del árbol de la cruz del Hijo de Dios.
La oscuridad ya se ha adueñado de la tarde en Zalamea. El rico fariseo José de Arimatea, oculto seguidor del Galileo, ha dispuesto su sepulcro para acoger el cuerpo sin vida de Jesús de Nazaret, y allí es llevado. Bajando la cuesta del Cabezo Martín, porteado a hombros por los hombres de este pueblo, va Cristo Yacente, en su penúltimo viaje, para ser depositado en la cripta que para él esbozó Gabriel Alejandro Sanz. A lo lejos, oteando desde su parada en el Calvario, tras una reata de cirios encendidos, están, Juan, el joven discípulo amado, y María, en su soledad. Una madre llorando a su hijo a pies de la tortura romana, mientras el viento ondea el sudario de Cristo. Se le adelantó Jesús en el ciclo de la vida, y sus lágrimas así lo demuestran. Al fondo, el imponente faro iluminado de esta tierra, le indica el camino de vuelta a una casa que se llenará pronto de esperanza. Un segundo de espera, bajo los sones del Stabat Mater Dolorosa, mientras su Hijo retorna a la casa del Padre, hacen de su solitaria aflicción, un anuncio para Zalamea. Y he aquí nuestro anuncio."
“Suspiro de una Madre” es el título asignado por Francisco Javier Agudo a su creación fotográfica. Un lamento extremo, fruto de la naturaleza humana que solo las madres pueden mostrar, ante la irracional muerte de su hijo a manos de la injusticia de los hombres. La última exhalación de dolor ante un patíbulo ya vacío, tras el descendimiento del árbol de la cruz del Hijo de Dios.
La oscuridad ya se ha adueñado de la tarde en Zalamea. El rico fariseo José de Arimatea, oculto seguidor del Galileo, ha dispuesto su sepulcro para acoger el cuerpo sin vida de Jesús de Nazaret, y allí es llevado. Bajando la cuesta del Cabezo Martín, porteado a hombros por los hombres de este pueblo, va Cristo Yacente, en su penúltimo viaje, para ser depositado en la cripta que para él esbozó Gabriel Alejandro Sanz. A lo lejos, oteando desde su parada en el Calvario, tras una reata de cirios encendidos, están, Juan, el joven discípulo amado, y María, en su soledad. Una madre llorando a su hijo a pies de la tortura romana, mientras el viento ondea el sudario de Cristo. Se le adelantó Jesús en el ciclo de la vida, y sus lágrimas así lo demuestran. Al fondo, el imponente faro iluminado de esta tierra, le indica el camino de vuelta a una casa que se llenará pronto de esperanza. Un segundo de espera, bajo los sones del Stabat Mater Dolorosa, mientras su Hijo retorna a la casa del Padre, hacen de su solitaria aflicción, un anuncio para Zalamea. Y he aquí nuestro anuncio."