viernes, 10 de marzo de 2006

S.O.S. El Gurumelo

En Zalamea a lo largo de los tiempos, hemos escuchado todo tipo de historias con respecto al gurumelo. Kilos y kilos han salido de nuestra tierra. Un gurumelo muy especial y característico.
El olor, la textura, impregnado de esa tierra rojiza y su sabor inconfundible….
¿Quién no ha mojado pan en un cucharro? Ese gusto es inigualable….
como el gurumelo de Zalamea ninguno”.
Pero tiene un problema que se está agravando con el tiempo. Cada vez hay menos, y donde antes se criaban, ahora apenas hay. Todos los gurumeleros tienen sus matos, y van, año tras año, a sus lugares seleccionados, porque saben que allí van ha encontrar lo que quieren. Pero son pocos los que vienen plenamente satisfechos. Y es que salir a buscar gurumelos, ya no es tan divertido como antes. Tras patear nuestros campos durante horas, no se logra completar un buen número.
Ya son pocos los que se acercan a Educación y Descanso presumiendo con cesta y pincho en mano.
¿Las causas?....no se saben con certeza. Se le echa la culpa al tiempo, pero más o menos siempre ha llovido igual, hay años lluviosos y otros no, pero el gurumelo, al ser autóctono se aclimata perfectamente a nuestro clima. Las causas, más bien, la hemos generado nosotros.
Antiguamente no había tantos coches, y eran muchos menos los que iban en su busca. En épocas recientes, las zonas donde se crían se han convertido en autenticas ferias de multitud.
Antiguamente no se labraban los terrenos con tanta rapidez y en tanta extensión; esto daña mucho la crianza de nuestro gurumelo.
Y por último, antiguamente se iba al campo con la característica cesta de caña, que por sus rendijas permitía la siembra esparcida en el terreno. Ahora se ha puesto de moda, por su comodidad, la bolsa de plástico; que no permite que el gurumelo suelte por sus láminas las esporas que permiten que siga habiendo gurumelos de un año para otro….
En la foto aparece una buena cesta de gurumelos, cogida hoy mismo en nuestros dominios por un paisano. 3´50 kilos en su cesta y el pincho que los sacó.
Una imagen que no queremos que se pierda.