A las 18,42 dejó de llover y empezó a asomar el sol en la plaza de toros de Pozoblanco de Córdoba, cuando Sebastián Perera templaba con la muleta al segundo de la tarde, el cielo se puso azul y las nubes se fueron tras la estocada del matador que valía las dos orejas.
Sonaba por segunda vez en televisión el pasodoble de Zalamea la Real, esta vez si, los comentaristas de canal sur televisión decían que sonaba el pasodoble de Zalamea la Real por dos veces lo dijeron, y por dos veces sonó. Durante la faena de muleta y con el torero dando la vuelta al ruedo paseando las dos orejas. Y toda Andalucía supo que sonaba.
Estaba viéndolo por la tele, y me acordé enseguida de mi amigo Eduardo Vázquez que hizo posible el milagro, y que quizás en este momento se estuviera embutiendo en el terno, de no se qué y oro, para asistir a la boda de su primo Antonio, y se perdía el momento del toro, el torero, la faena... y el pasodoble. Pero yo se lo cuento por si no pudo verlo, y se lo cuento a todos ustedes.
Sonó el pasodoble y salió el sol.
Manuel Carrero Romero.