jueves, 28 de septiembre de 2006

El fuego trajo estas cenizas

Desde el verano del 2004, La Pata del Caballo ha sufrido una serie de negligencias que han hecho de un lugar inigualable por su diversidad ecológica, una zona caótica y descontrolada.
Paraje que era un autentico oasis en la provincia de Huelva, donde prevalecía una fauna y flora propias del puro bosque mediterráneo. El verde y el agua hacían un hábitat privilegiado para las especies que habitaban en sus entornos. Es una pena que el parque haya muerto sin que multitud de amantes de la naturaleza hayan podido visitarlo. Cualquiera que quisiera ir se topaba con una supuesta lista de espera que se hacía interminable, a la que sólo podían acceder un número mínimo de privilegiados. Por este y otros motivos, La Pata del Caballo se convirtió en un “cortijo de señoritos”
El fuego nunca tenía que haber llegado a La Pata. Tras el devastador incendio, se contrataron personas de los pueblos afectados por el fuego. Personas que, en ese momento, se encontraban en el paro. Tras unos meses haciendo trabajos de cara a la prensa y a la opinión pública, fueron despedidos y suplidos, por empresas privadas. Empresas dedicadas a la especulación con la madera, sacando con ello una gran tajada de multitud de pinos que estaban fogueados en su exterior, pero que contaban con una madera muy sana en su interior…. ¿Tiene sentido un fuego de tal magnitud?
Los animales que se salvaron quedaron desprotegidos de su entorno, muertos de hambre se cobijaron en pequeñas zonas donde había algo de sustento. Con el tiempo se convirtieron en animales semi-domésticos, alimentados por funcionarios del Medio Ambiente que los mantenían vivos en la finca. Con este panorama se han seguido produciendo cazas furtivas y descartes de unos animales que se te acercaban buscando algo de comida.
Y ahora estas fotos aclaratorias que dejan por tierra tanta seguridad y tantas horas de vigilancia de un cuantioso número de Sepronas, con todo tipo de vehículos y medios para vigilar la zona.
Acciones que juegan en contra de los auténticos cazadores, buscadores de trofeos, que anteponen la verdadera caza por una conquista en forma de dinero…. ¿Tiene sentido la caza en estas condiciones?