La festividad del Corpus dejó a su paso olor a las juncias y adelfas que adornaban el suelo de nuestras calles, tradicionales plantas aromáticas que tras ser pisadas desprendían su aroma a los muchos zalameños que se dieron cita en la procesión del Corpus Cristhi. La salida se produjo alrededor de las once y media de la mañana y abría el cortejo la cruz parroquial seguida de los niños que en este año ha celebrado en nuestro pueblo su primera comunión. Le seguía bajo palio el Santísimo Sacramento, que fue recorriendo el siguiente itinerario; calle la Iglesia, Avenida de Andalucía, el Caño, Don Juan Díaz, Olmos, Plaza de Talero, Olmos, castillo y de nuevo calle la Iglesia para volver a la parroquia. Los distintos balcones se adornaban con colchas, colgaduras y algún que otro mantón, que como cada año vestían de fiestas la calles del pueblo. También fueron diversos los altares que se dispusieron en distintas puertas particulares, y que tradicionalmente conocidos como descansos, fueron lugar de parada de la procesión en su transitar para efectuar los rezos pertinentes por párroco y fieles en general. El resto del recorrido fue amenizado por los sones de la Banda Don Justo Ruiz. Destacados fueron los altares que dispusieron las Hermandades de San Vicente (en la Avenida de Andalucía) o de Penitencia (en la entrada sur de la parroquia). Una vez en el último descanso se efectuó la bendición a los asistentes y la custodia volvió a su lugar habitual, el
interior del templo, hasta el año que viene, en un nuevo Corpus zalameño.