El Zalamea se deja dos puntos en la Cuna del Fútbol ante un equipo, el Riotinto Balompie, bastante inferior; los de Rocha, en desventaja al descanso, anduvieron timoratos arriba y tuvieron que conformarse con el empate tras el gol anotado de falta directa por Pablo Matilla.
Tras el encuentro de ayer frente al Riotinto Balompie, el Zalamea CF se coloca cuarto en la tabla empatado a puntos (33) con el Campillo CF y el Valverde CF, este con un partido más. Hay que destacar el bajón que han tenido el Campillo CF con los últimos resultados cosechados y el Valverde CF, al parecer con problemas internos incluidos. El Nerva junto con el Riotinto, algo más retrasados, se sitúan séptimo y octavo respectivamente con 31 puntos. Por arriba el Rosal se muestra intratable con sus 56 puntos, el Encinasola alcanza los 40 puntos y Cerreño 38.
La pizarra de Rocha dibujaba un 4-4-2 de partida, con Juan Centeno en portería; Cristihan, José Mª, Alex y José Oliva en defensa; Pablo, jairo, Xavi y Rubén en el centro; y con Javi y Muñiz arriba. En esta ocasión, con respecto al último partido, Jairo saltó de titular en detrimento de Vicente, que se quedó en el banquillo.
De inicio ambos conjuntos saltaron al vetusto escenario con ímpetu y ganas. En entrenador local, conocedor de la calidad del centro del campo del Zalamea, cerraba líneas entorno a Rubén, pero el conjunto zalameño abrió los espacios por banda con Pablo escorado a la izquierda y Jairo, algo desasistido en la derecha. Sin crear un peligro excesivo, los pupilos de Rocha tenían controlado el partido y los locales se limitaban a bombear balones buscando la espalda de los hermanos Oliva. En las botas de Pablo estuvieron las acciones más peligrosas a balón parado y tanto Javi como Muñiz, algo ansiosos, no supieron filtrar las llegadas en ocasiones de gol claras. Los minutos pasaban y a poco del descanso, en un saque de esquina, llegó el 1-0 para los locales. Una jugada desafortunada de la defensa y de Juan bajo el arco que acabó con un remate a boca jaro de un atacante libre de marca en el segundo palo. Un palo para la parroquia visitante que vio como a balón parado, algo muy trabajado por Rocha en los entrenamientos, ponía inmerecidamente en desventaja al Zalamea.
Tras el descanso el Zalamea salió arriba, atrincherando al Riotinto en su campo y con juego por bandas. En la caseta se quedó José Javier Oliva, aquejado de un proceso febril; y Rocha dio entrada a Pirulo, una vez recuperado de su tobillo. El joven extremo zalameño puso en jaque a la defensa local, que se limitó a pararlo con faltas. Gran partido de Pirulo y pésimo comportamiento desde el banquillo local con gestos de provocación sobre el zalameño desde que saltó al maltrecho césped.
La calidad rojilla se tenía que imponer de alguna manera, y el gol (1-1) llegó de las botas de Pablo Matilla desde la frontal con un libre directo ajustado al palo que defendía la barrera. Celebración por todo lo alto y ánimos desde el banquillo para buscar los tres puntos.
El Zalamea siguió empujando por ambas bandas; que bien Pirulo y que bien Jairo, espoleado en la segunda mitad y mucho más participativo. El equipo llegaba una y otra vez a las inmediaciones de área pero sin pegada. Esta circunstancia se viene dando muy frecuentemente en el equipo, y habría que corregir este aspecto lo antes posible, ya que sin chutar a puerta no se pueden conseguir goles…
Pese a todo el árbitro se tragó un claro penalti sobre Pirulo dentro del área y otro dudoso que sacó fuera por milímetros. Por el otro costado, Jairo en magnífica y colosal entrada hasta la cocina, fue derribado violentamente en el área y el árbitro para sorpresa ¡GENERALIZADA! Pitó saque de esquina.
Finalmente, con el Riotinto perdiendo tiempo y en postura de rendición total, se llegó al final del encuentro con el resultado de empate a uno. Un marcador, viendo al rival, exiguo para el conjunto zalmeño, que tendrá que refrendar el punto conseguido con un triunfo el próximo domingo frente al Santa Olalla en el Perea Anta .
En la secuencia de abajo, el gol de Pablo y su posterior abrazo a Rocha en el banquillo. Arriba, un joven aficionado zalameño pelotea en el descanso con la chamarra roja.