San Juan se venera en Zalamea desde tiempos que yo no he podido aclarar pero por la imagen que acompaño al final del escrito se puede aventurar que debe hacer muchos años.
Sabemos que San Juan siempre estuvo en la que hoy es ermita de La Pastora, pero también sabemos que esa ermita se nombra en las Ordenanzas Municipales de Zalamea como la ermita del Sr. San Sebastián, que como sabemos era un Lazareto en el que se acogían enfermos, impedidos, inválidos y toda clase de personas que la diosa fortuna no había sido muy dadivosa con ellos, ¿Quién nos dice que no pudiera tener en esa ermita un camarín donde estuviera el Sr. S. Juan? Ya ésto lo dejo para posibles investigadores. ¿Quién nos dice que no hubiera una capilla en la calle San Juan dedicada a Él?
El título dice San Juan y su fiesta. Yo ahora quiero contar la fiesta de San Juan en sus orígenes como me lo contaron, y algo tiene que haber escrito por algún lugar.
Como vemos S. Juan tiene su parte religiosa y su parte profana, fiesta que se celebraba en la calle de la ermita a lo largo de toda ella, con los lebrillos de chochos y las tinajas de ponche en las puertas de las casa donde se asentaban las reuniones. A lo largo de la calle se colocaban unos palos adornados con vegetación y flores.
En la aldea de El Villar había la costumbre, “yo llegué a verlo”, de bailar alrededor del pirulito, en ese baile además de coplas alegóricas a la naturaleza y las personas, las parejas de novios o posibles, se lanzaban coplas directamente haciéndoles ver sus intenciones de noviazgo. Es una pena que no se hayan incluido éstas en el trabajo que se acaba de publicar de nuestras tradiciones, pero tiempo habrá para que así se haga.
Hubo un tiempo en el que la fiesta de San Juan tenía tanta importancia que la llamábamos la feria chica. Venían cunitas y voladoras de “tracción humana”, se ponía una hilera de bombillas a lo largo de la calle y la banda tocaba un lindo concierto en la puerta de la ermita. Con el tiempo, por razones que no vienen al caso, se trasladó la fiesta a los alrededores del Bar Gonzalo, pero duró poco tiempo… y hasta hoy que está donde está.
¿Pero quien trajo esta costumbre del baile de los Pirulitos? Según me contaban amigos del “Alto la Mesa”, éstas fiestas fueron traídas por familias portuguesas en los principios de empezar a funcionar la mina, una de estas familias le apodaban los Mohinos y de ellos deriva el que hoy, cariñosamente, a los habitantes del antiguo Río Tinto y hoy a los del Valle les llamemos “Mojinos”.
En la imagen que encabeza el artículo aparecen unas muchachas de la Asociación Acción Católica vendiendo patatas con signo caritativo en la puerta de la Pastora (1.958)
La segunda imagen es la portada de la novena que al Sr. San Juan se le hacía en Zalamea y dice dónde se veneraba.