Las celebraciones, por muy añejas que sean, van adaptándose a los tiempos; que las llevan a cambiar ciertas costumbres. Este es el caso de El Buitrón, que con la construcción de la Casa de Hermandad, los vecinos, sobre todo los más veteranos, han visto como el trascurrir de su fiesta de mayo ha sufrido modificaciones considerables. Antiguamente las ofrendas a la Cruz y las celebraciones se realizaban en la conocida “Casa del Cura”, situada junto a la Iglesia, en el centro de El Buitrón. En la actualidad, y gracias al esfuerzo de los habitantes de la aldea, la Casa Hermandad luce espléndida en la entrada de la pedanía.
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Aun no está terminada, falta repellar las paredes, poner solería en el suelo, colocar unas lámparas decorativas que alumbren la espaciosa estancia y algún que otro detalle; pero el resultado no puede ser más satisfactorio para todos los que han puesto su granito de arena y para los foráneos que entran por primera vez a contemplar el resultado de las obras.
En su cara Oeste está situada la Capilla donde se ubica la Cruz y se realizan los cánticos y la ofrenda del Romero. En el interior, una gran nave rectangular se abre para todo tipo de celebraciones, dispone de servicios, una barra con cocina y un escenario para que se realicen todo tipo de actuaciones. Atrás quedan los bailes en el patio de la “Casa del Cura”, donde el espacio era muy limitado para acoger al público.
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Las fiestas, elemento fundamental del patrimonio cultural de cualquier pueblo, se encuentran íntimamente relacionadas con la vida cotidiana de la que se nutren. Esta circunstancia se da en su mayor medida en una aldea como la de El Buitrón, donde la cercanía, los vínculos y en definitiva, la convivencia son parte esencial del trascurrir diario. Su importancia radica en el hecho de que se constituyen contextos apropiados para la interrelación social, haciendo que los que vallamos de fuera nos sintamos acogidos e integrados en la fiesta. La unión que existe en El Buitrón para la celebración de su fiesta grande, es la esencia para manifestar esa ansia de diversión compartida. Por encima de todo, son expresiones de cultura local y objeto de orgullo de la población que la trabaja y cuida.
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En las imágenes se pueden ver momentos de la tarde del sábado, cuando los habitantes de la aldea, junto a los Mayordomos de la Bandera y el Romero realizaban sus actos de ofrenda a la Cruz. Poco antes, la Casa Hermandad acogió la actuación de Tati y Tato, haciendo las delicias de los más pequeños. Al mediodía, un grupo de zalameños/as almorzando (en la imagen acompañados por Loli Zarza, que realizó una ruta de senderismo hasta la aldea). Los visitantes que vienen a las fiestas, se llevan a su paso, grandes cantidades de Rosas y dulces elaborados en la aldea.