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Cada gesto, cada expresión, cada movimiento, cada mirada del actor le convierten en un Che de carne y hueso, en un ser humano comprometido y dispuesto a dejarse la vida por ayudar a los otros, aunque quizás para huir de sí mismo.
Esa es la visión que da Soderbergh del mito revolucionario del siglo XX, más mito si cabe por su temprana muerte, cuando tenía 39 años, y del que el realizador estadounidense hace un retrato humano, bastante ajustado a la realidad pero con altibajos, algo normal si se tiene en cuenta que aún divida en dos películas, se trata de una historia que dura 4 horas y 28 minutos.
Riesgo, tenacidad y esencia
Un proyecto muy arriesgado y personal de Soderbergh y Benicio del Toro. Ambos pasaron años de investigación para llevar la figura del Che al cine y hacerlo con la importancia que para ellos requería.
Bien recibidas en su estreno en Cannes "El argentino" y "Guerrilla" son los títulos de las dos películas que se estrenarán el 5 de septiembre en el primer caso y en noviembre, probablemente, en el segundo.
La primera parte se centra en la revolución cubana, cuando ya se ha iniciado, y hasta la toma de Santa Rosa. Y es una parte llena de lucha, de acción y de adoración a la figura del Che y de Fidel, interpretado con un excesivo mimetismo por el actor mexicano Damián Bichir.
Documental y ficción
Es un filme muy bien rodado, con una fantástica mezcla de estilo documental y de ficción, con imágenes en blanco y negro, un impecable montaje y una música del español Alberto Iglesias, que acompaña muy sutilmente la narración para hacerse presente sólo en los momentos importantes.
Se muestra el Che guerrillero pero también el político carismático, que realizó una famosa intervención ante la Asamblea General de la ONU en 1964, y utiliza como elemento de unión entre ambas facetas una entrevista que le realiza al Che una periodista estadounidense, interpretada por Julia Ormond.
En español
Sólo en la entrevista y en otros momentos contados de las dos películas se escucha hablar inglés, ya que Soderbergh quiso desde el principio que la historia se contara en su idioma real, el español, a pesar de que él no hable ni una palabra.
Un español que se escucha en muy diversos acentos, tanto por la diversa nacionalidad de los personajes que rodearon al Che como por la de los actores que participaron en el rodaje y que en la primera parte incluye a los cubanos Jorge Perugorría y Vladimir Cruz, los españoles Unax Ugalde y Elvira Miguez o la colombiana Catalina Sandino.
No muestra la película nada que no se supiera porque no se centra tanto en la política como en las relaciones del Che con los hombres (mayoría) y mujeres que le rodearon en su revolución cubana.
Al igual que ocurre en la segunda película, "Guerrilla", también más cerca de lo humano que de lo político, aunque con una estructura y estilo completamente diferente.
Una segunda parte centrada en la selva
Marcando el cambio experimentado por el Che, este segundo filme se hace más claustrofóbico a pesar de desarrollarse en la selva boliviana y lo hace principalmente a través del aislamiento del líder argentino y de la falta de apoyo que encuentra en este nuevo intento de revolución.
A esta parte le falta el ritmo de la primera y se hace pesada por evidente la fracasada revolución boliviana. No baja sin embargo el nivel interpretativo de Del Toro, que sigue brillando por encima del resto de un elenco amplio, demasiado amplio, con papeles cortos que impiden el desarrollo de los personajes.
Caras nuevas
En esta parte repiten algunos de los personajes de la primera -ciertas incursiones de lo que pasa en Cuba, por ejemplo- y se añaden el portugués Joaquim de Almeida, la alemana Franka Potente, el estadounidense Matt Damon, el argentino Gaston Pauls o los españoles Jordi Mollá, Carlos Bardem, Eduard Fernández y Oscar Jaenada.
Una visión de un Che, la de Soderbergh, en la que no hay nada nuevo pero que pone, con mucha calidad, movimientos y acciones a la vida de este icono y, sobre todo, a su muerte, de la que poco se sabe a ciencia cierta.