Para detallarlo, le pedimos a uno de los excursionistas que nos hiciera una breve hoja de ruta, donde nos contara las anécdotas y vivencias del viaje.
Al día siguiente, tuvo lugar un recorrido por Oporto, principalmente el puerto, visitando los barrios pesqueros y calles anejas, con edificios del siglo XIX, con marcado estilo inglés. Se puede decir que la costa portuguesa fue durante muchos siglos una colonia portuguesa, tanto en el aspecto comercial, como estratégicamente militar. También visitamos la bodega del famoso vino de Oporto, con explicación de la elaboración, degustación de vinos y compras (la foto que se publica está tomada en la bodega).
Ya en Galicia, y durante los restantes días de la excursión, pernoctábamos en un pueblo muy próximo a Pontevedra, San Juan de Poi.
Una de las primeras visitas fue al Monte de Santa Trega, en A Guarda, donde hay abundantes restos y bien conservados de un poblado galaico-romano. Una ligera lluvia no facilitó una visita detallada de este poblado. Por otra parte, fue el único día que nos importunó la lluvia en los distintos desplazamientos.
No entro en detalles de la visita a Santiago de Compostela, ya que cualquier excursión a Galicia, no se comprende sin que se visiten los lugares más emblemáticos de esta ciudad.
Visitamos los sitios más tradicionales de Pontevedra, Vigo, La Toja, Orense (fuente de aguas termales y casco antiguo), al poblado prehistórico de Cambarros, aunque muy conservado, la explotación comercial: tiendas, bares, tenderetes y otros, no facilita una visión de conjunto.
Recorrido por las Rías, explicándonos las características de la cría del mejillón, con degustación abundante, acompañada de vino de la tierra.
En La Coruña, subimos a la Torre de Hércules, el faro más antiguo del mundo todavía en funcionamiento; visitamos el palacio Municipal, que más que un organismo burocrático, es un museo; destacando la colección de relojes antiguos, pinacoteca, colección de marcas prefilatélicas gallegas, como asimismo un importante mobiliario y otras piezas destacables.
Sin olvidar de esta excursión la cocina típica de Galicia: pulpo a la gallega y almejas, entre otros.
La visita a Zamora fue muy interesante, tuvimos la suerte de que se encontraba pasando unos días el hermano de Manuel Cirilo, que no sirvió de guía y nos ilustró con su conocimiento de esta ciudad, visitando algunas iglesias de estilo románico y la catedral.
Resaltar de esta excursión, como de otras anteriores, además de los lugares conocidos, que enriquece el bagaje cultural de cualquier persona, las relaciones cordiales y de armonía entre los excursionistas.
Francisco Chaparro