Tras la celebración de Noche de Copla el pasado viernes, aun suenan los ecos de la exaltación vivida en el Teatro Ruiz Tatay; una noche mágica llena de glamur añejo que puso de manifiesto, una vez más, el desparpajo y compromiso artístico que atesora Zalamea la Real. Un sentimiento con lágrimas, risas, versos y giros de voz al ritmo de Don Justo Ruiz.
Después de largos meses de ensayos, arreglos y probaturas, el Teatro Ruiz Tatay acogió el pasado viernes un espectáculo dedicado a la copla. Para su puesta en escena, la Banda de Música Don Justo Ruiz quiso contar con tres voces zalameñas; Rocío Gálvez, Antonio Murillo y Carlos Domínguez. En el repertorio, clásicos para hacer un sentido homenaje a un género artístico que hunde sus raíces en el verso popular.
Para abrir el espectáculo, Francisco Javier Agudo hizo un prologo historiado sobre la copla y creo la atmósfera necesaria para resaltar a los protagonistas de la noche; un grupo de zalameños/as que han sabido encarar con ilusión un proyecto complejo, y que tuvieron, sobre el escenario, una realización memorable.
El concierto, dividido en dos partes, nos dejó momentos vibrantes con la actuación conjunta de los cantantes y Don Justo Ruiz. Tanto Rocío, Antonio Murillo y Carlos, cada uno en su estilo, pusieron de manifiesto sus dotes para la interpretación de un género complicado.
Temas populares como “Chiclanera”, “Torre de arena”, “Campanera”, “Capote de grana y oro”, “A tu vera”, “Tengo miedo”, “María de la O”, “La salvaora” o “Limosna de Amores”, entre otras, pusieron en pie al público de forma continuada; que incluso con la última interpretación , “Habanera de Cádiz” a cargo de Antonio Murillo con los coros de Lázaro y Esteban Oliva, despidió el acto al ritmo de palmas por bulerías.