La sexta edición de las Jornadas Musulmana Cristianas concluyó este sábado con una autentica explosión de alegría. El centro se colapsó de visitantes y las actividades anunciadas en la programación tuvieron un gran seguimiento. Zalamea se echó, literalmente, a la calle para salvaguardar la ilusión por una fiesta y hacerla propia.
Cuando el pasado jueves Manuel Domínguez, Presidente de JARA, se dirigió al público asistente a la inauguración oficial de las fiestas, concluyó de la siguiente forma “…disfrútenla como si fueran las últimas.” Se puede decir que esta frase marcó el desenlace de una programación que ha sabido conjugar dos premisas imprescindibles para el éxito; la fiesta y la concordia. Hacía tiempo que una actividad lúdica no unía al pueblo de esta manera, esa armonía de avenencia se ha visto reflejada en las calles este fin de semana para que la alegría se contagiara de forma efusiva por cada rincón del centro. Habría que reflexionar de forma clara sobre esta circunstancia, ya que otras fiestas que se celebran en Zalamea a lo largo del año carecen de esta esencia tan necesaria para las celebraciones que durante muchos años han mantenido la ilusión del pueblo por sus tradiciones y fiestas.
En parte, habría que agradecérselo a todas las personas de JARA, que durante muchos meses han trabajado lo incansable para organizar esta actividad veraniega en nuestro pueblo. Lo que surgió hace 6 años dentro de la asociación para rellenar su calendario anual de actividades, se ha convertido en un referente cultural dentro de la provincia onubense, y lo que es más importante, ha devuelto la ilusión por una fiesta a los habitantes para que cada uno de ellos se sienta participe de una celebración que tiene sus cimientos en la unión; ese es el verdadero triunfo de las Jornadas, y el referente que hay que tomar para que esto siga adelante. Esa alegría contagiosa, esos comentarios de satisfacción, ese orgullo por la repercusión, esas felicitaciones, esa magia, esa participación desinteresada, ese cansancio, esa convivencia, ese concierto, esos caballeros zalameños, esas calles de ensueño, ese sueño cumplido….nada de esto debe caer en saco roto, es nuestro deber defenderlo y protegerlo, al fin y al cabo, ya forma parte de nosotros.