Esta es la historia de una mujer que hace ya como unos cuarenta años que se asentó en este nuestro querido pueblo con su madre, su marido y sus once hijos.
Es la historia de una mujer que no se ha dado por vencida en el maravilloso viaje de la vida, y ahora, en la plenitud de si misma, es “EL REGALO MÁS GRANDE” del que pueden disfrutar sus hijos, sus nietos y todos sus seres más queridos.
Esta es la historia de nuestra madre, la que necesitó del esfuerzo y la dificultad para hacerse fuerte. Pidió fuerzas y Dios le dio dificultades; pidió coraje y Dios le dio obstáculos que superar; pidió amor, y Dios le dio personas a quienes ayudar. No recibió nada de lo que pidió, pero tuvo y mantuvo todo lo que necesitaba.
Aprendimos de tu fuerza, de tu coraje y de tu fe. Dentro de ti mamá, hay una fuerza que todo puede hacerlo. Son pocas palabras y aun más, muchas más nos quedan por decir… en esta historia aun quedan muchos momentos buenos, los malos vendrán solos y sin invitación, como siempre.
Y en esta historia, el mejor día de nuestras vidas y con la mayor plenitud de todos nosotros, lo hemos disfrutado contigo, en la noche del 11 de julio…y aun es poco porque repetiremos y lo haremos de nuevo, sólo por verte llorar otra vez, pero con esa felicidad que lo hiciste esa noche aun en la añoranza de los que físicamente no estaban, pero que sí que estaban dentro de todos y cada uno de nosotros, y los sentimos, y los tuvimos contigo, los tuvimos en sus hijos y sus nietos, y sabes que siempre están, porque nunca se fueron.
Cada día un poco más de ti mamá es necesario para nosotros, porque llevamos a gala tu presencia, tu plenitud, tu serenidad, tu cariño, tu fuerza, tu saber dar sin recibir…ESE ES EL REGALO MÁS GRANDE QUE LA VIDA NOS HA DADO: TÚ.
Esta es la historia de nuestra madre, la que necesitó del esfuerzo y la dificultad para hacerse fuerte. Pidió fuerzas y Dios le dio dificultades; pidió coraje y Dios le dio obstáculos que superar; pidió amor, y Dios le dio personas a quienes ayudar. No recibió nada de lo que pidió, pero tuvo y mantuvo todo lo que necesitaba.
Aprendimos de tu fuerza, de tu coraje y de tu fe. Dentro de ti mamá, hay una fuerza que todo puede hacerlo. Son pocas palabras y aun más, muchas más nos quedan por decir… en esta historia aun quedan muchos momentos buenos, los malos vendrán solos y sin invitación, como siempre.
Y en esta historia, el mejor día de nuestras vidas y con la mayor plenitud de todos nosotros, lo hemos disfrutado contigo, en la noche del 11 de julio…y aun es poco porque repetiremos y lo haremos de nuevo, sólo por verte llorar otra vez, pero con esa felicidad que lo hiciste esa noche aun en la añoranza de los que físicamente no estaban, pero que sí que estaban dentro de todos y cada uno de nosotros, y los sentimos, y los tuvimos contigo, los tuvimos en sus hijos y sus nietos, y sabes que siempre están, porque nunca se fueron.
Cada día un poco más de ti mamá es necesario para nosotros, porque llevamos a gala tu presencia, tu plenitud, tu serenidad, tu cariño, tu fuerza, tu saber dar sin recibir…ESE ES EL REGALO MÁS GRANDE QUE LA VIDA NOS HA DADO: TÚ.
Consoli García Ibáñez